Pintura: Korchagin Maksim
Siempre aparecian sobre las 6, eran unos 4 ó 5,
tenian el nido allí.
Cada año lo mismo, y no se cansaba de mirarlos.
Se quedaba enbobada observando sus movimientos
precisos y llenos de ternura hacia sus crias.
Ya empezaba el clima ese que tanto le gustaba,
ni mucha calor ni mucho frio, tiempo ideal para
pasear por la noche con un chal.
Su madre siempre le había dicho que la vida era
disfrutar de los pequeños momentos y Ana
seguía su consejo a pies juntillas.
No queria irse de la ventana, pero llegaba tarde
a la cita con...
Teresa