Revista Literatura

Palabra de king

Publicado el 10 junio 2021 por David Rubio Sánchez
PALABRA DE KING
    Ya sabéis que uno de los propósitos de este blog es dar a conocer la obra de escritores noveles, así que hoy hablaremos de un ensayo escrito por un autor especializado en el género de terror llamado Stephen King.    Bueno, ahora en serio. Hablamos seguramente del autor de más éxito del panorama literario mundial. Denostado por unos, idolatrado por otros; como no podía ser menos para un fenómeno literario de su nivel.    En su libro Mientras escribo mantiene un diálogo no solo con sus lectores, sino con aquellos que además de leerlo aspiran a escribir, algo así como «está bien, queréis conocerme, saber cómo ha sido mi vida y cómo escribo. Pues ahí voy».    Y desde luego que no se guarda nada.

PALABRA DE KING

«Cuando descubres que estás dotado para algo, lo haces (sea lo que sea) hasta sangrarte los dedos o tener los ojos a punto de caerse de las órbitas»Stephen King

  Esta cita ilustra y ayuda a comprender muchas de sus afirmaciones sobre cómo concibe la narrativa y cuál es su proceso creativo para escribir una novela. Algo que para él debe comenzar con algo tan obvio como...

SE ESCRIBE PALABRA A PALABRA

Parece una perogrullada, pero en ocasiones tendemos a embrollarnos y olvidar lo más obvio. Escribir se hace palabra a palabra. Seguro que muchos habréis leído acerca de cómo escribir una novela. Planifica, divide las escenas, conoce a tus personajes, esquematiza los puntos de giro, vigila el ritmo… Os suena, ¿verdad? Casi todos los talleres de escritura aconsejan elaborar una trama antes de comenzar a escribir. Pues bien, aquí va la primera bomba. Para King, la trama tiene un valor igual a cero. De hecho, desconfía de argumentos o sinopsis previas.     Para justificarlo, explica que la vida de cualquiera tampoco la tiene. Es más, considera que la elaboración previa de una trama es incompatible con la espontaneidad. Para King la narración se escribe sola.    ¿Qué significa que la narración se escribe sola? Considera que escribir es un oficio, pero sobre todo una vocación. Leed de nuevo la cita de inicio: «Cuando descubres que estás dotado…». Ahí está la clave, considera la escritura como un don con el que se nace, como el esplendor de Danny en El Resplandor. Esto le lleva a concebir al escritor más como un arqueólogo que como un creador. La historia preexiste al autor, como un fósil enterrado a la espera de ser trasladado al papel. Diría que esto tiene mucho que ver con Platón y su concepción de las ideas. Las historias son objetos hallados, reliquias, fragmentos de un mundo preexistente que no ha salido a la luz.     El escritor se convierte así en una especie de médium dotado de la capacidad de escuchar la historia, de desenterrarla lo más intacta posible. Y eso casa mal con la planificación previa del argumento que, según King, es algo torpe, mecánico y anticreativo.
«El esquema argumental es el último recurso del escritor y la opción preferida del bobo»Stephen King

   Sorprendente, ¿verdad? Pues esperad a leer lo que piensa sobre los talleres de escritura.        Eso será más adelante porque lo que ahora nos preguntamos es: ¿y cómo escribe el maestro del terror?

LA PUERTA CERRADA

Ese es el único requisito para escribir. Cerrar la puerta tanto en un sentido literal como metafórico. No es necesario un despacho, una mesa amplia, un ordenador o sonido ambiente. Para poder escuchar la historia solo necesitamos un lugar con una puerta que se pueda cerrar. Aunque sea el cuarto de la lavadora de un remolque.    El escritor debe aislarse de todo el ruido que lo pueda distraer de la historia. Cerrar la puerta es la manera de decirle a los demás, y a ti mismo, que vas en serio. Sin teléfono, sin televisión, y sin internet añadiría yo. Seguro que King también, pero recuerdo que este libro se terminó en el año 2000.    Escribir es algo íntimo, solitario. Por eso, exponer la historia antes de tiempo, en un taller literario, por ejemplo, significa tener que responder a preguntas, a justificarse, a explicar el porqué de esto o de aquello. Y es posible que mientras escribimos no tengamos ni respuestas, ni justificaciones ni porqués.   Así que nos aconseja permanecer con la puerta cerrada cada día, durante cuatro o seis horas, encerrados para que la musa sepa dónde encontrarnos y ponernos a escribir al menos 2.000 palabras diarias. Recomienda que la historia se escriba en un período de tres meses puesto que más tiempo provoca que «los personajes se pongan rancios, ya no parezcan gente real, sino solo personajes».
   Muy bien, si tuviéramos delante al señor King seguro que le diríamos: ya estamos sentados, con la puerta cerrada y una buena pila de folios. ¿Y ahora sobre qué escribimos?

Escribe sobre lo que te dé la gana, siempre que cuentes la verdad

Ser honestos con nosotros mismos y con nuestra historia. Esta frase puede resumir la actitud del escritor para encarar la narración. Ya sé que es genérica y, como muchos de los consejos sobre narrativa que solemos leer, da rabia por su inconcreción. Pues bien, esto es a lo que se refiere King con contar la verdad en Narrativa:PALABRA DE KING  Y con esa actitud ya estaríamos en disposición de comenzar el espectáculo. Para ello, recomienda partir de una situación que King compara con una semilla a la que hay que regar con la intuición, escuchando lo que la historia y los personajes nos van contando. Pero, ¿cómo plantear una situación interesante?    Para ello, se vale de un recurso que nosotros también usamos este año en el microrreto "¿Y si...?". ¿Y si un escritor y su familia se quedarán aislados en un hotel? ¿Y si una mujer se queda encerrada en su coche por un perro rabioso? ¿y si un escritor sufre un accidente de tráfico y es acogido por una fan esquizofrénica?    A partir de ese ¿Y si?, tendremos que ver cómo los personajes salen del aprieto. Sin ayudarlos ni manipularlos. Dejando que la historia se desarrolle sola, sin forzarla a un final preestablecido. Reconoce que los personajes nacerán planos, como un bebé, pero crecerán conforme avance de la historia.
    Bueno, señor King, partimos de una situación germinal que crece hasta componer una novela. Pero, ¿y el tema? Es de suponer que esa situación debe responder a un tema previamente definido por el autor. ¿Qué nos dice?

El tema no es para tanto

«El tema tampoco es para tanto. Las clases de escritura y literatura pueden obsesionarse hasta extremos aburridos y pretenciosos. La buena narrativa empieza por la historia, solo pasa al tema en un segundo o tercer lugar»Stephen King
No es que King desprecie el tema, sino que lo considera algo secundario, algo que aparece una vez hemos terminado la historia, cuando reflexionamos acerca de los hechos narrados y percibimos que existe un algo como podría ser, por ejemplo, ¿por qué pasan cosas malas si existe Dios? o el atractivo irresistible de la violencia para una persona bondadosa…, pero eso lo sacaremos de la historia, a posteriori, no a priori como punto de partida. Identificado ese tema, podremos acentuarlo en la historia en la fase de la revisión, junto a símbolos o escenas que doten a la novela de una mayor unidad que la enriquezca.
«El tema y el simbolismo deben adornar y enriquecer, sin crear una sensación artificial de profundidad. No son necesarios. Lo único que tiene ver con la historia es la historia»Stephen King
  Genial, señor King. Ya tenemos cerrada la puerta, estamos dispuestos a ser honestos, contamos con una situación inicial estupenda y dejamos a nuestros personajes que la desarrollen. ¿Algún consejillo sobre cómo escribir la historia?

¿CÓMO ESCRIBIR?

«Todo se reduce a ver y oír; y transmitir con claridad lo visto y oído»Stephen King

La descripción

La descripción es de las pocas cosas que para Stephen King se aprenden practicando. Consiste en hacer que el lector partícipe sensorialmente en la historia. Para ello debemos visualizar lo que queremos que sienta el lector ciñéndonos a lo que es significativo.  En la descripción física de los personajes, a King no le gustan que sean exhaustivas en sus rasgos o indumentaria: «La descripción arranca en la imaginación del escritor, pero debería acabar en la del lector».   Pero eso sí, si nos decidimos a hacerlo a fondo nos advierte de que no usemos la descripción a modo de atajo para mostrar su personalidad. Algo así como: «su barbilla de hombre de acción».  Es más laxo a la hora de describir el escenario y el ambiente. Ahí considera que su función es la de crear esa atmósfera de sensaciones que sirva al tono de la historia. Pero eso sí, con detalles bien escogidos. Una descripción barroca y exageradamente minuciosa conduce al aburrimiento. Y el aburrimiento es una excelente excusa para que nuestro lector cierre el libro y se ponga a hacer otra cosa.
PALABRA DE KING

El diálogo

En Mientras escribo, recoge de manera práctica varios ejemplos de buenos y malos diálogos, con lo que de alguna manera nos sensibiliza el paladar literario para detectar si un diálogo es forzado o falto de vida. En concreto, recoge uno de Lovecraft a modo de ejemplo de cómo no escribir diálogos.    Los diálogos son esenciales para dar voz a los personajes y definir su manera de ser. Pero deben ser honestos, es conveniente que no seamos mojigatos y no tengamos pudor en transcribir cómo habla la gente. Recomienda leer a Elmore Leonard. Yo, humildemente, añadiría en general la buena novela negra. Para mí, allí se encuentran los mejores.

El personaje

En su concepto mediúmnico del proceso de escritura, King opina que la personalidad de nuestros personajes la descubriremos sobre la marcha, conforme avancemos con la novela crecerán ante nuestros ojos influyendo en el desarrollo de la historia, pero nunca al revés. Esta es una de esas ideas concretas a las que se refiere cuando exige «contar la verdad».     Para él, en la vida son las personas las que eligen, siendo los hechos consecuencia de sus decisiones. Contar la verdad es que la historia, planteada la situación inicial, sea desarrollada no por lo que les pueda ocurrir aleatoriamente a los personajes, sino por las acciones de los mismos. Siempre, eso sí, con un comportamiento que sea coherente con la historia.
PALABRA DE KING

LA REVISIÓN

Una vez terminado el borrador, todavía permaneceremos con la puerta cerrada. Seguro que después de esos tres meses dedicando entre cuatro y seis horas diarias a nuestra historia, «dejándonos arrastrar por la esperanza del éxito y el miedo al fracaso», estaremos ansiosos por compartirlo, pero todavía no será el momento.    Al contrario, tendremos que olvidarnos de ella, descansar para reciclar el cerebro y la imaginación. Resistiremos la tentación de regocijarnos en lo que hemos escrito, al menos, durante seis semanas o más. Pasado ese tiempo será cuando sacaremos el borrador del cajón. Nos parecerá como una reliquia en un bazar, algo tan extraño que sentiremos como si lo hubiera escrito otra persona. Esa sensación será la señal de que ya estamos preparados para la revisión.    Será el momento de corregir la ortografía. Pero no solo eso. Será el momento de hacernos preguntas como ¿la historia es coherente? ¿Existen elementos recurrentes? ¿Se enlazan formando un tema?Borraremos lo que se disperse del sentido general. Sobre todo, revisaremos el principio del borrador, aquella parte que empezó de manera dubitativa, cuando todo estaba por descubrirse.    Durante este proceso, más importante que el lápiz será la tijera. Citando a Elmore Leonard: «revisar es quitar las partes aburridas». Y para ello, King nos ofrece una precisa fórmula matemática:
PALABRA DE KING
    Si tras la revisión, nuestra novela no disminuye, o incluso se amplía, es que algo no hemos hecho bien. 

 LA PUERTA ABIERTA

   Ya hemos escrito y revisado nuestra novela, así que ya ha llegado el momento de abrir la puerta y mostrarla a nuestro lector de pruebas. En el caso de Stephen contaba con su esposa, Tabitha, también escritora y alguien fundamental para su carrera. Sin ir más lejos, Tabitha fue quien rescató Carrie de la papelera tras un arrebato de desesperación de su esposo. Y Carrie fue la novela que le permitió a King dedicarse por completo a la literatura.     Ese lector de pruebas (también llamado lector beta o lector cero) debería valorar, fundamentalmente, dos aspectos:
  • El ritmo, que la narración progrese a una velocidad adecuada. Ni tan rápida como pretenden las editoriales, ni tan lenta que aburra al lector.
  • La correcta introducción de los precedentes. Tiene que ver con la lógica de los acontecimientos y motivaciones. Son los hechos y vivencias que ocurren antes de lo que se nos cuenta en la novela y que, por supuesto, son el punto de partida de la historia. Stephen aconseja introducirlos con la mayor rapidez. 
   En este apartado me llamó la atención que afirme que no le gustan los flashbacks ni los inicios in media res. Se decanta por un comienzo más pausado y una historia que se base en lo que va a suceder y no en lo que ya ha pasado. Bueno, ni qué decir tiene, que cuando leí este libro busqué una de sus novelas. El Resplandor fue la que tenía más a mano. Pues bien, las primeras cien páginas de esa famosa novela son flashback y recuerdos. En ellas, la acción se reduce a una entrevista de trabajo para el puesto de vigilante de hotel, a su hijo Danny esperando su regreso, a una salida con este al supermercado y a una escena de Wendy en la cama, después de hacer el amor.    Por supuesto que entre el consejo y la novela han pasado más de veinte años. Pero esto es un ejemplo de que teorizar sobre narrativa es muy complicado, no hay verdades absolutas e incluso el propio King reconoce haber cometido varios de los pecados de los que nos previene.
PALABRA DE KING

La gran pregunta final: ¿se puede aprender a escribir?

¿Recordáis que al principio decíamos que King consideraba la escritura como un don? Bien, así es cómo debemos comprender una de las afirmaciones más polémicas:
«La práctica y el estudio solo pueden conseguir que un escritor aceptable se convierta en buen escritor»Stephen King
   Es por ello que no cree demasiado en los talleres de escritura. De hecho, se muestra hasta irónico, pues considera que sus mayores ventajas son: 
  1. Confraternizar tu afición con otros que no ven raro dedicar tu tiempo libre a pasarlo en un mundo de sueños, y 
  2. Servir de salida profesional al 95% de escritores que no pueden vivir de la literatura. 
    Por supuesto, esta afirmación es muy debatible. De hecho, él mismo fue profesor de Narrativa. Pero como estoy seguro que cada uno de vosotros tendréis vuestra propia opinión es momento de poner aquí el punto final para leerlas.
¡Saludos tinteros!
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