Para alcanzar el tiempo que vuela
en la palabra dada, en armonía,
sobre la frente abierta,
el corazón en bandolera
que redime, al mismo tiempo.
que gritan a la brisa ligera
por las azules ramas;
hay un límite sagrado
que no perturba
nuestro sueño. Lápices afilados
derrochando estas palabras
que ahora te escribo.
Carlos Gargallo (c)