Nunca entendí su locura
Sencillamente me dejé atrapar
y la disfruté, vaya, realmente fui feliz
era el tiempo de la sonrisa
descubriendo que la vida es
algo sorprendente, maravilloso
sabiendo que el final transciede
tu dolor, la ausencia
Es tiempo de memoria
es tiempo de devolver cartas y fotos
o borrarlas o aprenderlas
y olvidarlas
Poeta, a mi pesar,
comprendo que la creación
es fundamentalmente
un acto de soledad infinita
Entiendo ahora a ese dios
aburrido
llenando su vacio
de una realidad ajena
que abandonó una vez
hecha
Somos minúsculos, imperfectos
cuánticos, mágcos
dotados de razón imperfecta
que nos impide entender
que la realidad es un instante
un sencillo momento
que pasa y nos envuelve
en un celofán de fantasía
para aprender que el pasado
nos forma y el futuro nos espera
mientras devoramos un presente
que nunca aprovechamos
perdidos entre recuerdos y esperanzas
Seguiré aquí
escribiendo versos
que me liberen, que me describan
para cuando me vaya
y no haya tiempo de escribir
no haya tiempo de recordar
no haya tiempo de soñar
no haya tiempo de sufrir
Disparo palabras
para entender mi desazón
y comprendo entre los versos
que no hay razón
que nada puede evitar la nostalgia
y que atravesarla es necesario
para entender que madurar
es aceptar la derrota
cuando cambia el viento
y no hay playas donde
desembarcar las caricias
que entonces no diste
ni derivas que te conduzcan
a los puertos que temiste
ni amarras que te fijen
a los puertos a los que no quisiste
arribar
Ya es tarde, lo sabes
pero escriboen un bitácora
que nunca leerá
porque
Nunca entendí su locura
pero ya seré reo de su sonrisa
galeote de su memoria
esclavo de la soledad
de quien conoció
algo parecido
al paraíso