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pan de resaca

Publicado el 01 febrero 2013 por Mikeyf

Mis amigas son estupendas. Claro que no creo que nadie sea capaz de decir que sus amigas no lo son, que para algo son es, sus amigas (vamos, digo yo). Nosotros somos un grupo de los más heterogéneo en cuanto a gustos y personalidades. Y es que, claro, somos amigos desde el colegio, y aunque nuestras personalidad han ido evolucionando, hemos mantenido una relación de amistad de más de 11 años desde que dejamos el colegio (si, gente, nos acercamos peligrosamente a la treintena).  Es verdad que, con los años, se han dado algunas bajas, y también se ha añadido alguna que otra alta.  No voy a ponerme a enumerar todas las bondades de mis amigas, porque al final se lo creen y tengo que aguantarlas yo todos los días, pero digamos  la verdad: que sin ellas mi vida sería bastante aburrida, y un tanto pointless.
En los últimos meses he pensado demasiado en lo que es la amistad, y en algún sitio he leído (de hecho creo que fue en un libro de la Etxebarria, pero no voy a ponerme a confirmarlo, que luego me dicen que sólo leo libros escritos por Lucía) algo que venía a decir que por extraño que sea el amor verdadero, es mucho más raro encontrar una amistad verdadera. Creo que esto lo decía La Rochefoucauld, y, cando digo que "creo que lo decía" es que lo he googleado.  Las únicas amistades que he mantenido a lo largo de los años han sido estas, mis amigas de toda la vida, las que me conocen desde que era un niño que se encerraba en el baño en cuanto le insultaban en el colegio, ese mismo niño que, en vez de jugar al fútbol, prefería jugar a la Sirenita, o al Juego de la Oca, pidiéndose a Lydia Bosch.
Y este fin de semana nos juntamos todos para irnos de fin de semana a San Juan de Luz, en el País Vasco francés, y celebrar el cumpleaños de una de ellas. Se dividieron las tareas en ministerios: Ministerio de Animación, Ministerio de Música, Ministerio de Cocktails, Ministerio de Comidas, etc... Es fácil adivinar cuál me tocó a mí... el de cocktails, porque que mejor que un borracho reconocido para hacer ponches varios (con la ayuda de una co-ministra muy ducha en temas de mezclas inverosímiles)...
A lo largo del viernes hicimos tres ponches, unos con mejor resultado que otros, y acabamos todos haciendo competición de quién bailaba mejor el "Wannabe" de las Spice Girls (y eso que somos niños de los 90). Al día siguiente la resaca fue monumental, claro. Fue tal la resaca que me pase medio sábado en la cama intentando olvidar lo mal que tenía la cabeza, pero eso no me paró de preparar un pan para desayunar.
Obviamente dicho pan esta hecho con una receta para tontos, porque si no, me diréis vosotros como me pongo yo a hacer un pan a las 10 de la mañana después de haberme bañado en litros y litros de cava rosado, licor de frambuesa y coraçao.
El pan no necesita esperar a que la levadura haga efecto, pues usa harina con levadura química ya incorporada. Se necesitan 450 g. de harina con levadura, entre media y una cucharada (tablespoon) de sal, dependiendo del gusto de cada uno (personalmente recomiendo empezar usando menos cantidad), y una cucharada de aceite de oliva virgen extra. Se mezcla bien y se hace un agujero en medio de la harina, para ir añadiendo 225 ml. de agua templada para hacer la masa. Primero se mezclara con una cuchara de madera y una vez empieza hacerse una bola, se pasará a amasar con las manos.
Cuando la masa esté preparada es el momento para añadir rellenos si se quiere. Yo esta base la he usado para pan de aceitunas, y para pan de cebolla y romero. Se vuelve a amasar bien y una vez que tienes la bola de la masa, se le hacen dos hendiduras para darle forma de equis en la parte de arriba del pan. Se hornea a 200ºC durante unos 35-40 minutos.
La receta es de Lorraine Pascale y su serie "Fast, Fresh & Easy Food", en donde se hace la receta con aceitunas. 


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