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Papaíto piernas largas, de Jean Webster

Publicado el 25 julio 2012 por Alas De Papel @MikeKiddo
Papaíto piernas largas, de Jean Webster Papaíto piernas largas de Jean Webster
Es increíble cómo un libro con nombre de araña (un papaíto piernas largas en una araña, sí; yo tampoco lo sabía) me haya gustado tantísimo. Conocí esta novela por Andvari (esto ya empieza a ser habitual), que convenció a Dreamer y Anna Gallagher para que la leyeran. Después de que consiguiera enamorar a las tres,  supe que tenía que leerla. Así que cuando le pedí un libro a Andvari y me vino con esta pequeña joya olvidada, la empecé casi al instante. Qué gran recomendación, sí señor.
Jerusha Abott es una huérfana sin demasiada fortuna pero con un gran talento literario. Cuando tiene 17 años, uno de los benefactores del orfanato descubre este talento y decide mandarla a estudiar a la universidad con el propósito de que se convierta en escritora. La única condición a cambio de pagar sus estudios es que lo mantenga informado por carta, que conforman la parte central de este libro. Nos encontramos pues, ante una novela epistolar que hará las delicias de los amantes del género. A lo largo de las doscientas páginas que conforman esta joya, Jerusha (o Judy, como le gusta que la llamen) le explica sus cuatro años de universidad a su benefactor, al que bautiza como Papaíto piernas largas.
Papaíto piernas largas, de Jean WebsterAsí pues, no es una novela de acción ni con un ritmo trepidante. Hay algo de misterio, pero nada más. Y aun así, es imposible dejarla. Cuántas veces repetí "sólo una carta más", "sólo hasta que lleguen los próximos exámenes", "ahora sí, ahora sólo leeré hasta que llegue el próximo verano"... Y terminé devorando el libro. Es de esos que puedes leer en una tarde y recordar toda una vida.
En cuanto al estilo, Jean Webster consiguió enamorarme completamente a través de las cartas de Judy. Sólo por el estilo de la carta, sin necesidad de que diga nada de forma explícita, el lector es capaz de entrever los sentimientos de la protagonista y, aún más importante, de ponerse en su piel. Yo me vi transportada a todos los lugares que describe Judy en sus cartas y comprendí perfectamente cómo se sentía en cada momento y por qué. Eso es algo admirable, sobre todo teniendo en cuenta que narra una historia tan alejada de nuestra realidad cotidiana.
Aunque por la portada que he puesto (la de la edición que yo leí) pueda parecer una novela actual, no lo es. De hecho, Papaíto piernas largas se publicó en 1912. Es decir... ¡hace cien años! Aún me sorprende que no sea más conocida (al menos en España), porque es una historia simplemente exquisita. Por tanto, no encontraréis nada de historias tontas universitarias del estilo oh my God, Bobby me ha mirado... ¡Quizás quiera pedirme que sea su pareja en el baile de graduación!. No. Es de principios de siglo y por tanto, es coherente con la época en la que se escribió. Eso es precisamente lo genial, porque nos permite adentrarnos en una historia llena de inocencia, ingenuidad y sueños por cumplir.
Papaíto piernas largas es, en definitiva, una novela ligera pero con un gran corazón, más que recomendable si lo que se busca es pasar un buen rato con un libro de calidad.
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Lo mejor: el estilo.
Lo peor: a veces se tiene la sensación de que el tiempo pasa muy rápido. Aunque es lógico, porque pasan cuatro años y el libro no llega a las 250 páginas (en la edición que leí). Papaíto piernas largas, de Jean Webster

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