Revista Literatura

Para Aurora Giménez Padilla

Publicado el 09 febrero 2015 por Alsegar

EL ABECEDARIO MÁGICO.
Dedicado a Aurora Giménez Padilla.
Abrir un libro; cualquiera; dejarse llevar; sumergirse en él hasta conseguir ser transportado sin tan siquiera moverse del sillón.¿No es eso magia?Pensándolo bien un libro tan solo lo componen un montón de garabatos; letras que bien ordenadas en palabras consiguen transportarte hasta islas del tesoro, al centro de la Tierra, al interior de las pirámides, o a cualquier planeta de un mundo inexistente nacido de la imaginación de algún autor. Un libro es un territorio donde la fantasía no conoce limitaciones.Yo antes tan solo leía. Pero me seducía la idea de convertirme en uno de esos que escriben historias para que otros las lean. Y me lancé a ofrecer abiertamente esa parte de mi intimidad, de mis fantasías, de lo que amo y de lo que odio. Y me siento a gusto haciéndolo a través de la escritura, a través de esos garabatos; de esas 27 letras heredadas del alfabeto latino que componen nuestra ortografía. ¡¡ Tan solo 27 letras !! que han moldeado cientos, miles, millones de libros tan parecidos en forma, volumen y espesor y tan diferentes en contenido.¿No es eso magia?Llevo ocho años escribiendo más en serio. Ocho años compartiendo esa magia, de la que no soy más que un aprendiz que apenas consigue sacar un conejo de una chistera. Pero me da igual el resultado, ya que nunca será mi fuente de ingresos, ni persigo reconocimientos. Me sirve tan solo con que alguien me diga que al leerme ha encontrado en mis textos un atisbo del hechizante encanto de la literatura.La literatura tiene caminos muy dispersos; caminos difíciles de seguir en ocasiones, ya que parecen ir tomando forma a cada paso que das. Cuando menos te lo esperas, el caprichoso destino te alisa el camino, o te pone trabas para que te estrelles contra el duro suelo, o hace aparecer dulces hadas como por arte de magia. Esa magia asociada a las palabras.Y una de ellas ha puesto en mi camino; una que demuestra la existencia de la magia de la que tanto hablo; una que tiene el mismo nombre que la diosa romana del amanecer.Y le di a mi hada Aurora un manuscrito; un puñado de letras que forman palabras ordenadas en frases, párrafos, estrofas…En definitiva un conjunto de relatos que deben dar forma a un libro.De nuestro encuentro no recuerdo si llevaba o no varita mágica, pero lo cierto es que con toda seguridad hizo magia.Le pedí que me escribiese un prólogo. Y ella, seguramente empleando algún secreto sortilegio mágico solo al alcance de unos pocos, debió transformarse momentáneamente en otra divinidad: Minerva, la diosa romana de las artes y de la sabiduría. Tomó esas 42.560 palabras que escribí y con tan solo eso, (y digo tan solo, ya que nadie encontrará más de 27 letras diferentes en ese texto), escribió algo que no solo es un prólogo, es un descripción detallada de mi personalidad; la síntesis de mi ser, proclamada a través de la escritura. El reflejo que intento transmitir de mí mismo a través de lo que escribo, revelado por alguien que apenas me conoce, que apenas me ha leído, y que no lo podría haber descrito mejor ni la madre que me parió.¿No es eso magia?Poder exprimir el alma de alguien a través de lo que escribe. Y vaya si lo hizo. Todavía me estremezco cuando me veo tan fielmente retratado en ese prólogo.
Eso es lo fascinante de la literatura: sentir para hacer sentir a los demás cuando te lean.Después Aurora dejó de ser Minerva para volver a ser Aurora. Pero ahora sé que no es casualidad su aparición en medio de la senda literaria que he emprendido. Ahora he comprendido que como su nombre indica, este episodio protagonizado por ella, y al que desde su modestia resta importancia, significa para mi una nueva percepción que me hará seguir la travesía con paso firme, convencido de que no camino solo, de que tal y como el nombre de Aurora significa, esto supondrá para un juntaletras como yo un nuevo amanecer lleno de esperanza.Y todo gracias a 27 letras. 27 letras que sin duda componen un abecedario mágico.Para Aurora.De todo corazón.   Alfredo Segarra (Al Segar)

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