Unas tres personas me han compartido que les gustaría tener conversaciones con Dios, pero no saben cómo o simplemente no les pasa que Él responda.
Para quien le sirva:
Se puede hablar a Dios con confianza. Se le puede decir lo que una piensa, tal cual, incluido lo políticamente incorrecto. Se le pueden hacer reclamos. Se le puede hablar desde el enojo. Tal vez deberíamos vivir en reverencia y alabanza, pero Dios conoce nuestros límites. No se necesita purificar el alma para empezar a hablarle. Debe ser bueno estar lista para una cita con Él, con tranquilidad, con todo en orden; pero Dios también escucha cuando estamos en un momento de mierda. No se necesita intermediario ni preparación.
Respecto a escucharle, pasa como en las conversaciones con los seres humanos: en el momento en que al otro le toca hablar, lo que solemos hacer es seguir pensando en lo que hemos dicho o adivinar lo que nos van a responder o ir armando una respuesta. En esto conviene hacer la cuestión explícita; yo le digo algo como: "Quiero oírte a ti y no estarme oyendo a mí misma. Ayúdame a ponerte atención".
Por si a alguien le sirve.
Silvia Parque