Para los que no vivieron la década de los ochentas y para los que han olvidado

Publicado el 26 junio 2013 por Eduardocarranzagazzani @ElPeriodicoPeru

PARA LOS QUE NO VIVIERON LA DÉCADA DE LOS OCHENTAS Y PARA LOS QUE HAN OLVIDADO.
Cuando Alberto Fujimori nos rescató del infierno. 5 de abril de 1992. Punto de inflexión.

Escrito por Eduardo Carranza Gazzani. (26-06-2013)

Jóvenes que no vivieron la década de los ochentas. Desde el año 2001 a la fecha, el bombardeo para destruir la imagen de Alberto Fujimori y su obra realizada ha sido demoledor. Muchas mentiras y medias verdades se han dicho acerca de lo que fue su gobierno. La izquierda caviar y sus tontos útiles, han llegado al extremo de pretender hacernos creer que cuando Fujimori asumió la presidencia, el país estaba perfecto, no había crisis política ni económica y los terroristas eran unos simples delincuentes que podían ser capturados por un escuadrón de serenos. (Con el respeto que merecen los serenos). Ante esto quiero compartir con ustedes, lo que, desde mi visión, fue el Perú antes de Fujimori.

Desde 1821 y hasta 1990, el Perú vivió épocas de bonanza pero también de crisis económica, épocas de guerra y de paz, gobiernos elegidos y de facto. Pero durante toda su historia, hubo una constante, el Perú solo era Lima y algunas capitales principales de la costa. Los pobladores del resto del país parecieron nunca existir para todos los que lo gobernaron. Eran ciudadanos de quinta categoría, que vivían en extrema pobreza y desconectados de todo. Y aunque hasta hoy muchos no quieren reconocerlo, ese fue el caldo de cultivo para los que más tarde se convirtieron en grupos terroristas.

Es en 1980, coincidiendo con el inicio del segundo gobierno de Belaunde, que los terroristas de Sendero Luminoso empezaron sus primeros ataques. El gobierno los menospreció diciendo que, “solo eran cuatro abigeos” y que no había nada que temer. En pocos meses los atentados arreciaron, empezaron las voladuras de torres de alta tensión. Costaba mucho dinero repararlas, lo que junto a la falta de ideas y una política económica errada heredada del velasquismo agravaron la situación del país. El gobierno se asustó y envió al ejército a combatir a los terroristas, pero sin una estrategia que incluyera un acercamiento con la población aterrorizada. Hasta hubo un general que dijo que no importaba si morían diez inocentes si junto a ellos había un terrorista.

En 1985, en medio de una grave crisis económica y con terrorismo galopante, Alan García inició su primer gobierno. La represión contra el terrorismo se intensificó, pero como se continuó sin una estrategia clara, esto generó confusión entre los pobladores de la sierra que muchas veces no tenían muy claro quién era el enemigo. Por otro lado, como consecuencia del desgobierno total, la crisis económica empeoró, comenzó la hiperinflación. El costo de los alimentos, bienes y servicios subían el doble mes a mes. Pero lo peor es que no se conseguían fácilmente. Uno tenía que hacer largas colas para comprar un solo kilo de arroz, azúcar o un litro de leche. Hasta había que hacer largas colas para echarle gasolina al carro y las llantas solo se conseguían en el mercado ilegal, hasta un simple botón de camisa era difícil de conseguir. Sendero Luminoso tenía en sus manos virtualmente la mitad del Perú y además junto con el M.R.T.A. tomaron el control de las principales universidades nacionales, impidiendo gravemente el desarrollo normal de las labores académicas. Controlaban las carreteras de penetración a la sierra y la selva, cobrando cupos para poder transitar por ellas. Al que no pagaba le incendiaban el carro. A eso tenemos que sumarle que todas las carreteras estaban destrozadas por el abandono del estado. La gente moría en las calles por bombas senderistas. Los terroristas del M.R.T.A. secuestraban empresarios con alarmante frecuencia y además los torturaban con despiadada crueldad, cuando no los asesinaban. Los racionamientos de luz y agua se hicieron norma, tanto por las voladuras de torres, como por la falta de mantenimiento de las centrales hidroeléctricas. Seis horas de luz al día. Tres o cuatro horas de agua. A veces no había luz ni agua en un mismo día. Para 1990 la situación era insoportable.

Jóvenes peruanos de hoy ¿Ustedes podrían vivir en un país así ?.

Bien, este país así, al borde del mismo infierno es el que recibió el presidente Alberto Fujimori en julio de 1990. Si como dicen la izquierda caviar y sus satélites, Fujimori no tiene ningún merito y solo se dedicó a matar gente inocente “¡para perpetuarse en el poder!”. Entonces ¿Quien arregló todo este desastre?. O quizá… ¿Se arregló solo?.

“El chino ha vendido todas las empresas del Perú”, es una de las frases con la que atacan a Fujimori. Pero la verdad es que todas las empresas que fueron privatizadas o dadas en concesión, eran empresas privadas antes de que la dictadura del general Velazco las estatizara. Y mientras estuvieron en manos del estado solo generaron pérdidas millonarias.

“El chino asesinó la democracia” es la otra frase favorita de la izquierda caviar y de todos los que detestan al presidente Fujimori, porque durante su gobierno perdieron privilegios que habían tenido por décadas y que se mantuvieron tanto en los gobiernos elegidos, como en los de facto, Pero ¿Se preocuparon por mejorar la calidad de vida del resto de los peruanos?. No. Solo visitaban las provincias del interior del país en época electoral, después de todo solo servían para que cada cinco años elijan a un nuevo político “tradicional” como presidente, porque lo más importante para ellos era mantener viva la “democracia”, así entre comillas.

Esa era la democracia que Fujimori “asesinó” con un nuevo estilo de gobernar. Salir de palacio a recorrer el Perú entero, cada calle de cada ciudad, cada villorrio, ensuciándose los zapatos, encalleciendo sus manos por usar serruchos y martillos para ayudar a reconstruir viviendas destruidas por terroristas en pueblos lejanos, y al mismo tiempo comprometer a los pobladores para luchar junto con el ejército contra el enemigo terrorista, organizándolos en las denominadas <<rondas campesinas>>. Recordemos que la principal directiva que dio el presidente Fujimori fue que el soldado ya no debía ser visto como represor, sino más bien como amigo de la población. En fin, Fujimori era un presidente que trabajaba veinte horas al día, ganando canas y arrugas, pero no kilos.

Corrían los primeros días de 1992 y entonces, sus enemigos pensaron: <<Cuando el chino acabe su periodo, y nosotros políticos “tradicionales” estemos nuevamente en palacio, el pueblo va a querer que gobernemos con el mismo estilo. Además está resolviendo los problemas, ¡nos va a dejar sin piso!. ¡Tenemos que buscar la forma de tirarnos abajo al chino, está rompiendo la “tradición”!. Unámonos y rechacemos en el congreso todas sus propuestas para reformar la economía y combatir el terrorismo. Vamos a crear en el pueblo la sensación de que el chino es incapaz de gobernar>>. Es más, hubo una importante congresista de aquella época que ya estaba elaborando el documento correspondiente para pedir la vacancia presidencial del Ingeniero Alberto Fujimori.

Lo que he escrito en el párrafo anterior no es fruto de mi imaginación. Fue esa la razón por la que el presidente Alberto Fujimori se vio obligado a tomar la valiente y crucial decisión de cerrar el congreso de la república el 5 de abril de 1992. Después de todo, el chino pensó que la situación del Perú no estaba para mantener “tradiciones” suicidas. Había que hacer un viraje radical en la forma de conducir el país y realizar las reformas necesarias para encausar al Perú hacia el progreso, paz y bienestar que ahora gozamos.

El pueblo eligió un Congreso Constituyente, que se encargó de redactar una nueva constitución, que luego fue aprobada por primera vez en el Perú por votación popular en 1993.

Los logros más importantes de su gobierno fueron, la reinserción del Perú en el concierto económico internacional luego del descalabro financiero que nos dejó el ex-presidente García en 1990. Fujimori recibió el país con reservas negativas y lo devolvió con más de ocho mil millones de dólares en reservas. La construcción de más de tres mil colegios en todo el Perú. La reconstrucción y asfaltado de más de diez mil kilómetros de carreteras. El Acuerdo de Brasilia, que puso fin al diferendo limítrofe entre Perú y Ecuador que tenía más de cien años. La captura del máximo líder del grupo terrorista Sendero Luminoso Abimael Guzmán y por supuesto la famosa y reconocida mundialmente operación de rescate de los rehenes de la casa del embajador japonés denominada, <<Operación Chavín de Huantar>> que le dio la estocada final al grupo terrorista M.R.T.A.

Todo eso es lo que no le perdonan al chino, principalmente sus enemigos de la izquierda caviar y de la otra también, y algunos otros que lo detestan solo por un tema de prejuicios o como ya lo dije, por un tema de privilegios perdidos. Pero la mayoría de peruanos que son agradecidos, saben poner en los platillos de la balanza lo bueno y lo malo de sus diez años de gobierno, y es por eso que aún hoy, el presidente Alberto Fujimori es considerado el mejor presidente de los últimos cincuenta años.

Hoy el presidente Fujimori está preso injustamente. No han podido probar ni una sola de las acusaciones que pesan sobre él, en el tema de muertes extrajudiciales y secuestros, así como tampoco han encontrado ni una sola cuenta con dinero en el extranjero. Me preocupa y me da pena al mismo tiempo ver como algunas personas disfrutan como sufre en la prisión, como se deteriora su salud aceleradamente, hasta hacen mofa de eso, a lo que habría que agregar la burla del presidente Humala con el tema del indulto. Pero cada uno elabora su destino y esas personas están elaborando el suyo.

Este artículo está dirigido principalmente a los jóvenes que votarán por primera vez en el año 2016, pero también a los que han olvidado los horrores de la década de los ochentas. Ésta es la verdad desde mi punto de vista, que estoy seguro es compartido por muchos, escrita con la razón, el corazón y sin apasionamiento.

El presidente Alberto Fujimori fue el primer presidente del Perú que ejerció a cabalidad lo que una democracia debe ser, es decir, servir al pueblo de manera real y eficiente, adaptándose a los tiempos o de lo contrario está condenada a volverse obsoleta.