Revista Literatura

Para meditar sobre tu futuro

Publicado el 15 septiembre 2012 por Migueldeluis
Jaula Vacía

Jaula Vacía CC –by koppdelanys

¿Qué serás de mayor?

Conforme te acercas al final de la enseñanza obligatoria, la dichosa preguntita, ¿qué serás de mayor te empieza a preocupar cada vez más. Es lo que tiene la libertad. No hace mucho tiempo y, de hecho, todavía para muchos jóvenes, esa pregunta tiene tres respuestas posibles:

  1. Lo que te digan tus padres

  2. Lo que hacían tus padres

  3. Lo que puedas

Pero tú tienes libertad, y toda libertad trae consigo la responsabilidad y la posibilidad de equivocarse y ambas cosas dan miedo. ¿Y qué haces? ¿Tests en Internet? ¿Lo piensas mucho? Y aunque lo pienses, ¿seguro que no te equivocarás? Bueno, pues no hay ningún método que asegure que no metes la pata, pero sí podemos tratar de poner las cosas en su sitio para luego descubrir lo que te haga más feliz.

La situación general

podemos ser felices haciendo cualquier cosa.

Nadie ha nacido para ser futbolista, peluquero o abogada. En la naturaleza y en la prehistoria no existían las profesiones y no hemos evolucionado tampoco para ser carteros o escritores. En todo caso hemos evolucionado para adaptarnos a hacer lo que haga falta para sobrevivir. Corolario: podemos ser felices haciendo cualquier cosa, si aprendes a ser sabia.

Sin embargo, aunque podemos ser felices con cualquier cosa, porque la felicidad depende de la sabiduría y no de las cosas externas, no todas las cosas nos llevan a la plenitud. Es como la comida, podemos comer de todos los alimentos, pero no vas a comparar comer en una pizzería de barrio a comer en el Noma

Un mundo en cambio

Si ha existido algo constante desde que nací es el cambio. Algunas profesiones que existían ya simplemente no existen y otras están moribundas. Hay muchos negocios que apenas sirven para nada, empresas enteras que han desaparecido porque sus productos ya no son útiles –como las cámaras fotográficas de carrete– y al mismo tiempo aparecen nuevas oportunidades.

Cambiando de opinión

¿Le harías caso a un niño de siete años? ¿Vas a ir a preguntarle a un niño de siete años qué vas a ser tú de mayor, y a hacerle caso, siempre, siempre y siempre? Pues bien, también puede ser que con doce años decidas que quieres ser de mayor… pescadera, por ejemplo. ¿Estás obligado a los 21, 31 años de seguir haciendo lo que decidiste a los doce? Pues no.

Obviamente no puedes estar cambiando de opinión todo el rato. Porque sí, puedes querer cambiar de carrera, pero eso tiene un coste económico y en años de vida, además de los esfuerzos invertidos

Tu situación particular

¿Qué te gusta hacer? No pienses todavía en ninguna profesión, ¿qué es lo que te gusta hacer? ¿Eres creativa? Podrías tener un futuro en el cine, o en la publicidad. ¿Te pasas el día preguntándote cómo funcionan las estrellas? Quizás tengas un camino en la ciencia.

¿Y si todavía no sabes lo qué te gusta? No pasa nada, estás todavía descubriendo tus gustos y capacidades

Por cierto, ¿qué es lo que se te da bien? No pienses en cosas muy concretas; sino en habilidades generales como los deportes: a lo mejor no tan bien como para ser deportista profesional, ¿pero qué tal profesor de gimnasia? Lo bueno de fijarte en las cosas que se te dan bien es que automáticamente son también las cosas que te gustan. Bueno, salvo casos muy raros.

Por último y más importante piensa en tus sueños: pero piensa de verdad, ve muy adentro. Si te gusta ser policía, por ejemplo, ¿qué es lo que te gusta de ser policía? Si te gusta la cocina tanto cómo tener que cocinar en navidades y año nuevo y las fiestas?

Información, por favor

Lo más difícil de escoger una carrera es que normalmente se tiene muy poca información. Todavía es más o menos fácil buscar datos de los estudios que hay que hacer, ya que las universidades los publican en sus páginas web, pero lo de las profesiones es más difícil

Está Internet, los libros, las series de televisión y todas esas cosas, claro… Lo mejor que puedes hacer es preguntar. Si conoces a un juez, y quieres ser juez, pregúntale, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿qué te ignore? Bueno, sí, pero a la gente que le gusta su trabajo también le gusta que le pregunten. Te podrá dar datos concretos y, con un poco de suerte, hasta consejos sobre lo que tienes que estudiar. En algunos casos, un cocinero simpático que sea tío tuyo, por ejemplo, hasta quizás haga contigo una receta o puede que te dejen pasar a la oficina. De nuevo, ¿qué hay que perder? Poquito, y que ganar algo, un poco de información.

Sé práctico

No hace falta decidir lo mismo a los doce que a los dieciséis que a los dieciocho años. Si lo único que tienes que elegir ahora es un par de asignaturas optativas, concentráte en eso. Tampoco lo dejes todo para el último día, pero piensa en el paso que ahora tienes que dar. Si vas a por una profesión que tenga que ver con el deporte, tendrás que hacer esfuerzos ahora en mejorar tu forma física y tus conocimientos deportivos; si estás pensado en ser científico aunque no sepas de qué, refuerza tus estudios de ciencias (aunque es un error descuidar los otros).

Por último, en todo momento aprovecha las oportunidades de explorar que se te presenten. Pero sé pro-activo. Esto es si estás pensando en ser veterinario, dile a tu padre, por ejemplo, que te gustaría hablar con uno, a ver si te consigue una entrevista.

Sobran el miedo al futuro

Por lo demás no te agobies. El mundo está lleno de oportunidades y todos los días nacen profesiones nuevas, lo único que tienes que hacer es prepararte bien y estar atento

La importancia relativa de los costes

Hay personas que cuando van a estudiar una carrera lo que miran son los costes. ¿Cuántos años dura? ¿Cuál es el índice de aprobados? ¿Qué dinero cuesta? ¿Qué fácil es encontrar un empleo después de cursarla? Todas estas cosas son importantes, pero empezar a preocuparse por ellas es levantar la casa por el tejado

Me explico si tu vida es ser médico, lo que menos te importe es lo difícil que sea. Es como un deportista profesional, que no va a decir ay, que difícil es conseguir una medalla, mejor me dedico a la fabricación de triciclos, que es más fácil. Y bien parece que construir triciclos sea más fácil que un diploma olímpico, pero sólo tienes una vida. ¿De verdad vas a rendirte antes de empezar?

Sin embargo, es raro que tengas una vocación precisa y clara a Cosmólogo que estudia exclusivamente y nada más que a la materia oscura que rodea a Beta-Centauri; lo más normal es que tengas una simple vocación de científico, de descubrir qué hay más allá y cómo funciona la naturaleza.

Dentro de esa vocación es donde te debes plantear los costes y dificultades. Supongamos, que es una burrada lo que voy a decir, que no te llege el intelecto para Doctor en Física, pero sí para técnico de laboratorio. Pues ser técnico de laboratorio te hará mucho más feliz que cartero, por ejemplo. Supongamos que no tienes forma de estudiar en otro país –que es mucho suponer, pero en fin– y que en tu país sólo se estudia Química, pues hazte químico. Vale, son ejemplos, muy exagerados, porque quiero que me entiendas. Deja que tus emociones descubran tu “gran orientación vocacional” y deja los detalles a tu cabeza.

Algunos consejos para terminar

  1. Tests vocacionales en Internet

    Ni caso, ni los mires

  2. Un tipo que te dice que es muy difícil

    Y a lo mejor tiene razón, pregúntale. Si te da razones, atento, mira a ver como puedes evitar las dificultades que ha tenido. Si sólo da rumores o su opinión sin experiencia, pasa de él.

  3. …te dice que es muy fácil

    Ni caso, pero ni caso. Cortar un madero es fácil, ser un maestro carpintero es otra cosa

  4. …eso no le interesa a nadie

    No existe el trabajo que sea aburrido para todo el mundo. Que a él no le guste, o que a mucha gente no le guste no significa que no te pueda gustar a ti. Tienes que vivir tu propia vida, es la única que tienes


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