Me parece increíble saber que se me ha concedido otra vida. Hoy camino siendo cien por ciento genuina. Estreno piel, pero a diferencia de un niño, tengo conciencia de mis infinitas muertes. Escribo libros especializados, poemas, cuentos, novelas y lo más importante…mi vida.El que creí mi verdugo es ahora un niño frente a mí. Llora al decirme lo orgulloso que se siente de su hija. Papá se ha vuelto pequeño, frágil y sobre todo se ha vuelto papá. Quizá el peso de los años en su piel o en la mía ha hecho posible el encuentro de padre e hija.Ha sido el hombre de mi vida. He vivido más de tres décadas persiguiendo su sombra que ahora que su luz me muestra la mía ya no tiene sentido seguir escribiendo con la tinta burdeos de mi cuerpo.Papá ya no solo es un pensamiento, le he otorgado un cuerpo, le he dejado hablar con su voz y no con la mía…esta última lapidaria.
Para Pedro