Revista Literatura

Para qué...

Publicado el 16 enero 2015 por Rogger

Me dejó en su casa pasadas las nueve de la mañana de un día de otoño. Habíamos llegado hasta allí en silencio, después de hablar sólo lo necesario -café de por medio- en la fonda de la esquina. Me abrió la puerta. Ahí lo tienes, dijo, y se fue. Mi objetivo estaba a la vista, pero unos folios que parecían haber sido dejados adrede sobre fotografías, discos y cuadernos manuscritos, llamó mi atención. La primera hoja comenzaba diciendo: "Fecha Ene/3. No contestó. La llamé diez veces. Dejé mensajes en el buzón de voz. Sólo la sorda voz de la máquina: 'Deje su mensaje, es posible que el usuario no esté disponible o se encuentre fuera de alcance'. Y después de varias horas siempre lo mismo, aparecía mitad culpable-mitad oronda, pero siempre con excusas. Ella no está dispuesta a compartir sus andanzas. Prefiere ocultarlas por temor a perder dos veces. No me cabe duda que pasada la vorágine de sus aventuras cae en un profundo pozo donde los reproches y arrepentimientos la hunden y ahogan con una sola certidumbre que le golpea la conciencia: La de que el amor prevalece sobre lo físico, deslumbrante, ocasional o sexual. Ella está enferma de necesidad."
He dejado de leer. La habitación es grande. Por aquí, como dije, la mesa con sus manuscritos. Unos cinco pasos más allá, junto a la ventana, el escritorio con un computador, libros apilados, cenicero vacío y una botella con agua. En la esquina de ese lado su sobria cama, un velador con un par de libros y una lámpara azul. Alrededor, anaqueles con libros, un par de pesas y una bicicleta estacionaria. En las paredes, dos cuadros y dos ventanas.
Volví a enfocarme después de mirar mi reloj, y seguí leyendo.
"La sospecha es un plato que se come caliente. Hasta hace medio año yo confiaba en ella. Ahora puedo decir que desentrañar la verdad no ha sido fácil. Ya son demasiadas evidencias. Es cosa de ordenarlas en el tiempo y las circunstancias. No tengo fotos ni nada parecido, sino una larga cadena de hechos, mentiras completas, medias verdades, transgresiones. Ella tiene un írrito concepto del amor y yo la certeza de una monumental deslealtad."
Ante mis ojos estaban los siete cuadernos y quince folios, de puño y letra. Porque para eso soy su editor, para leer lo que escribe. Me pareció que en esta historia había más de realidad que de ficción. Ciertamente tenía también mis objeciones técnicas, pero no pude dejar de lamentar este amor malgastado.
Siete cuadernos y quince folios como argumento de un libro pueden parecer mucho o poco, según cómo se lo quiera ver. Pero era su historia y si él quería dejarlo ahí, era su tema. A mí me quedaron sin explicación mil palabras claves, fechas, pistas, derroteros, mensajes subliminales, idas y retornos. Después de trece horas allí, tuve claro que mi amigo había logrado con éxito disfrazar de ficción la realidad, con argucias narrativas y con una depurada técnica para acopiar pruebas y clasificarlas con disciplina y precisa cronología.
Estas son razones suficientes por las que pienso que se trata de su propia historia. No sé si estoy en lo cierto y no pienso preguntárselo.
DE: "EL JUEGO DE LA VIDA" Copyright 2015 Rogger Alzamora Quijano

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