Una de las obsesiones de esto de los blogs es tener seguidores: decenas, cientos, miles, más, más. Esto empieza de manera razonable; fomentando buenas prácticas que ayuden a los lectores a encontrar, disfrutar, asimilar y difundir tu mensaje; pero puede llegar a extremos absurdos, en los que se sacrifica el contenido en aras de que sea más leído. Sin darte cuenta puedes acabar escribiendo lo que la gente quiere leer, no lo que tú quieres contar.
