París me recuerda a esos momentos que te hacen llorar tan solo con imaginar que pueden volver.
Me recuerda a un día de verano, a los besos que das queriendo que te quieran, a los hasta luego que no llegan a ser un adiós. A cuando crees que un sueño se puede cumplir y a sentir que allá donde estés piensas en mí. Me recuerda que un sitio puede provocar un orgasmo que te llegue al alma,
a que lo inoportuno se pueda convertir en el momento más feliz de tu vida.
Y a creer que todavía queda algo que me emociona en cada encuentro.