Paris is Burning es un documental que nos muestra una parte de la escena underground del New York de 1987, más concretamente el underground negro, gay y transexual en la zona de Harlem. Como reconoce uno de los protagonistas al principio de la película: si eres un hombre negro y además eres gay, vas a tener una vida realmente jodida, así que más te vale ser fuerte. Homosexuales y transexuales, negros en su mayoría, se organizan en un mundo subterráneo, paralelo al hegemónico, blanco y heterosexual. Hacen desfiles de modelos, "balls", en locales como el Savoy Manor, donde compiten por alzarse con algún trofeo de las muchas categorías existentes: la más glamourosa, la más guapa, la más femenina... o también "la mejor con ropa de deporte de invierno" (y no vale presentarse con ropa de poliéster, o si lo haces, te caerán las críticas feroces de los asistentes). Algunas son capaces de gastarse un pastón para participar en esos balls, y la que no puede hacerlo, no duda en ratear, en robar algo para conseguir sus fines. Son seres apartados del mundo blanco, heterosexual y biempensante, al margen de una sociedad que no los admite y tiende a expulsarlos o, en el mejor de los casos, a ningunearlos. Es por ello que han de buscarse la vida como pueden, a menudo prostituyéndose, pues en la época mostrada no quedan muchas opciones para un homosexual o un transexual. Gracias a estas fiestas y a estos reductos de libertad, gays y transexuales de New York pueden encontrarse y juntarse con otros que son como ellos, construirse una identidad, crear conciencia de grupo, reafirmarse, defenderse, sentirse libres, hablar su particular jerga, enamorarse, follar... La cámara de Jennie Livingston se acerca a ellos para mostrarnos cómo es su vida. Livingston convivió con ellos durante siete años a finales de los 80, asistiendo a sus bailes, a los eventos sociales organizados por la comunidad negra gay... Es ahí donde nace Paris is burning.
Muchos de los protagonistas que aparecen en pantalla fueron expulsados de sus familias o empujados a marcharse lejos, para que esa familia no se avergonzara ante la comunidad. Encontraron refugio en las "houses", casas donde viven otras personas del colectivo en una situación parecida, lideradas por una "mother", una persona que los acoge y hace las veces de una madre. Son esas "houses", esas "familias", como los Xtravaganza, LaBeija (liderada por la multipremiada Pepper Labeija), Pendavis... las que luego compiten a muerte en las pasarelas imaginarias de los balls. Es ahí donde estas drag queens pueden acariciar el sueño imaginario de convertirse en una estrella, aunque sea una estrella pequeñita y local, una vía de escape de un mundo especialmente jodido para ellos. La competencia es dura y a veces hay piques muy fuertes entre ellas, llegando al insulto, unos insultos llenos de gracia y de inteligencia. Destacan personajes como Pepper Labeija, Kim Pendavis, Octavia Saint Laurent, Venus Xtravaganza, Willi Ninja, uno de los innovadores del vogue, la danza que nació en las calles y en los balls y que pretendía emular las poses de las divas de la revista Vogue, baile que Madonna fagocitaría después y haría famoso y que acabaría llegando a lugares tan lejanos como París y Japón, personajes que aspiran a ser, o que ya son, "leyendas" dentro del microcosmos gay de la ciudad. A ritmo de música disco, los aspirantes caminan contoneando sus caderas o bailan vogue. Como no podía ser de otro modo, Paris is burning está acompañada de buena música, especialmente música disco, pero también temas de Barry White, Diana Ross, Aretha Franklin...
El documental ganó el gran premio del jurado en Sundance en 1991.