Muchos de los protagonistas que aparecen en pantalla fueron expulsados de sus familias o empujados a marcharse lejos, para que esa familia no se avergonzara ante la comunidad. Encontraron refugio en las "houses", casas donde viven otras personas del colectivo en una situación parecida, lideradas por una "mother", una persona que los acoge y hace las veces de una madre. Son esas "houses", esas "familias", como los Xtravaganza, LaBeija (liderada por la multipremiada Pepper Labeija), Pendavis... las que luego compiten a muerte en las pasarelas imaginarias de los balls. Es ahí donde estas drag queens pueden acariciar el sueño imaginario de convertirse en una estrella, aunque sea una estrella pequeñita y local, una vía de escape de un mundo especialmente jodido para ellos. La competencia es dura y a veces hay piques muy fuertes entre ellas, llegando al insulto, unos insultos llenos de gracia y de inteligencia. Destacan personajes como Pepper Labeija, Kim Pendavis, Octavia Saint Laurent, Venus Xtravaganza, Willi Ninja, uno de los innovadores del vogue, la danza que nació en las calles y en los balls y que pretendía emular las poses de las divas de la revista Vogue, baile que Madonna fagocitaría después y haría famoso y que acabaría llegando a lugares tan lejanos como París y Japón, personajes que aspiran a ser, o que ya son, "leyendas" dentro del microcosmos gay de la ciudad. A ritmo de música disco, los aspirantes caminan contoneando sus caderas o bailan vogue. Como no podía ser de otro modo, Paris is burning está acompañada de buena música, especialmente música disco, pero también temas de Barry White, Diana Ross, Aretha Franklin...
El documental ganó el gran premio del jurado en Sundance en 1991.