Revista Diario

París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas

Publicado el 27 junio 2019 por Isidro Lopez Arcos @1Sorokin
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Mis queridos lectores: me ha vuelto a pasar algo extraño que me ha hecho considerar que, verdaderamente, mi memoria está bastante tocada, afectada, machacada, demolida. Tenía en mi biblioteca "París no se acaba nunca" de Vila-Matas y estaba absolutamente convencido que la había leído e, incluso, me acordaba de ciertos pasajes del libro. Aprovechando que estaba decidido a pasar un fin de semana en París, me dije, tate, tate, Sorokin, relee un poco el libro en cuestión. Pues bien, no. O no la había leído o, como digo, mis facultades recordatorias (valga el palabro) están hechas un mocho. No me acordaba de nada, y los pasajes que me rondaban en la cabeza son, probablemente, de otro libro suyo, tal vez "Doctor Pasavento" o "Lejos de Veracruz" (eso sí me extrañaría). 
Total, que me armé de ganas, me senté en mi terraza con una copa de Laurent Perrier (hay que cuidarse) y me puse a leerla:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
El libro me ha gustado mucho. Vila-Matas cuenta sus aventuras cuando se fue a vivir a París para hacer sus primeras armas como escritor:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Enrique Vila-Matas
Cuenta una serie de aventuras, sucesos, anécdotas muy entretenidos, en un lenguaje claro, muy fácil de seguir sin agobiarse. Vivió en una buhardilla que era, ni más ni menos, que propiedad de Marguerite Duras, con la que salvando la diferencia de edad, tuvo una buena amistad. La Duras, en esos años (principio de los setenta) ya era una escritora famosa:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Marguerite Duras
Vila-Matas estaba convencido que se parecía a Hemingway (o eso cuenta) e intenta seguir las aventuras que el bueno de Ernest contó en "París era una fiesta". Por lo menos siguió sus pasos frecuentando los mismos bares y liando amistades con gentes de la farándula literaria. El libro está estructurado, a ratos, como una serie de conferencias y relatos, algunos muy divertidos, como la amiga que intentó matarle, según cuenta, que le animó a que se tirara de la Torre Eiffel cuando tenía una buena dosis de ácido en el cuerpo. Interesantes, los consejos que le da la Duras para que triunfe como escritor: le da una hoja con instrucciones que no tienen desperdicio. Dice;
1) Problemas de estructura. 2) Unidad y armonía. 3) Trama e historia. 4) El factor tiempo. 5) Efectos textuales. 6)Verosimilitud. 7) Técnica narrativa. 8) Personajes. 9) Diálogo. 10) Escenarios. 11) Estilo. 12) Experiencia y 13) Registro lingüístico.
La verdad, es que como instrucciones son muy buenas, aunque alguna como lo de "registro lingüístico" es un poco oscura.
Las aventuras en París, no me son desconocidas, porque vuestro amado bloguero (que soy yo, ¿a poco no?) fue estudiante en París. Viví un año entero, en los tiempos que París era París y no un parque temático para turistas americanos, japoneses, chinos, etc. Cierto, que, como estudiante, con una beca del Gobierno francés, tenía para comer, viajar en Metro, e incluso verme todas las películas de arte y ensayo y comprar libros en alguna librería del barrio latino.
Pero, en fin, en este viaje, mi objetivo principal (aparte por supuesto de callejear al buen tuntún), era intentar ver los destrozos que el incendio había hecho en Notre Dame. Esta es la foto más antigua que tengo de la catedral, vista de frente. La foto data de los años ochenta. 
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Esta otra foto, del año 2000 está tomada por detrás. Podéis ver el ábside y la famosa aguja de Violet le Duc, que ha pasado a mejor vida.
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
De los años ochenta, también es esta foto del famoso rosetón oeste, que, menos mal, parece que se ha salvado. Los efectos de luz, una tarde de Noviembre, con el sol poniente, mientras sonaba el órgano, han sido una de las mayores experiencias místicas que servidor ha experimentado:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
La verdad, dan ganas de llorar al ver como está la iglesia ahora. No se puede entrar así que la foto está hecha desde fuera:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Pero bien, una vez que ya hemos llorado, os voy a contar más cosas. En Montparnasse, Estuvimos dudando si ir a calmar nuestro voraz apetito al "Select":
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
O a "La Rotonde". Nos decidimos por éste último. No es barato, no, pero es uno de los clásicos de Montparnasse:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Por lo menos, tiene muchos cuadros de Modigliani por las paredes y la comida no es mala.
Como consejo, si vais a París, no dejéis de dar una vuelta por St Germain de Près. Siempre está animado. Podéis pasar por "Le Procope":
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
O visitar el mercado de domingo en la rue de Buci:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
También podéis callejear por la Isla de San Luis, la Meca de todos los artistas que tienen dinero para comprarse un apartamento en la zona más codiciada de París:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Un bar en la Isla de San Luis
Ya sé que lo sabéis, pero os recuerdo que la isla de San Luis es totalmente peatonal. Bueno, no, tras la invasión de patinetes semovientes motorizados te puedes topar con alguno de esos ingenios diabólicos. Pero en fin, que no hay coches:
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
Como curiosidad para terminar, os dejo una foto de un edificio altamente singular en la rue Cambronne. ¿Tendrá que vivir de perfil la gente?
París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas
El fin de semana estuvo muy animado. La policía iba veloz (se supone que persiguiendo chalecos amarillos, de los que no vimos ni uno) ante la indiferencia del personal:


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