Noto a veces una corriente eléctrica me recorre el brazo si te toco. Sentimiento, piel a piel y sin que haga falta hablar.
Recibo el premio entre muestras inequívocas de desagrado, un par de palabras y me excusaré, bajaré del improvisado atril con la conciencia tranquila pero con la autoestima dañada por este rechazo.
Tengo la maldita sensación de que este avión se va a caer, mientras cabalga turbulencia a turbulencia. Abajo una tierra húmeda y hostil, demanda mi atención.
Tengo miedo al dolor, no a la muerte, si al dolor, al dolor físico, al dolor intelectual, huesos astillados, pulmones lacerados la furia de una angustia vital, a lo lejos, desde esa distancia es difícil que me entiendas.
Que un beso dure más que un reproche es casi una quimera, algo imposible, difícil de entender, me juraba anoche que mi próximo beso será eterno, como tu pertinaz enfado.