Como el escritor desahuciado que va haciendo de su obra una montaña de “basura” junto al cesto.
O, como las obras de los grafiteros o muralistas que estáticas en murallas se van superponiendo.
O, como el fotógrafo que va quemando uno a uno sus negativos tras inmortalizar una imagen en el olvido.
Así han quedado tus escritos y los míos, los últimos, los peores, los de odio, esos que hablan de lo peor de los dos.
Sin vueltas, sin rodeos, párrafos sinceros, los más sinceros que leo.