La V.O.L.I.A.N.I.H.I.L. está en contra de la democracia, sí. De la democracia realmente existente, también. La de todos los días y la de cada cuatro años, por supuesto. De la de Atenas y de la de Suiza, joder. Somos así, no tenemos remedio.
El huésped vírico -lo que vosotros llamáis sistema- es un ente multidimensional que controla el sistema educativo y la prensa, la televisión y la radio, tu boca y sus oídos. La historia, la geografía, la economía, el derecho, se enseñan en los colegios y universidades en base a su sistema valores. La prensa informa en base a sus intereses. No existe libertad de pensamiento, no existe libertad de entendimiento. Cada letra, cada palabra, cada oración y cada idea está condicionada por ese sistema de valores con el que nos han educado. Estamos condicionados. El virus está dentro de nosotros, pero nosotros no somos el enemigo. Si no existe libertad de pensamiento no existe libertad de elección. Democracia es escoger. Esta incapacidad de pensamiento imposibilita las elecciones. Es el virus. No son los recuentos de votos, el problema no son las circunscripciones ni la ley D´Hondt. No, el problema somos nosotros. Estamos enfermos, hay que aceptarlo. Si se rechaza el diagnóstico, si se evita la herida, no hay tratamiento posible. La democracia es falsa porque nosotros tenemos razón.
El virus también tiene forma de persona. Incluso de varias personas. El virus está tan dentro de nosotros como fuera de nosotros. El virus es casi todo. La V.O.L.I.A.N.I.H.I.L. rechaza la violencia y la condena de la violencia. Miramos al parlamento y vemos una mayoría aplastante de terroristas. Mirad, mirad, están llenos de sangre y huelen a azufre. Huelen a muerto, pero están muy vivos. Se da la paradoja de que E.T.A. ha dejado las armas (no muy bien escondidas), pero los otros no. Ahí están ellos son sus tanques, helicópteros, portaaviones, submarinos y militares. Mirad bien, todo eso está allí, hay muertos por todas partes. Aun se pueden ver a lo lejos las columnas de humo. Son serbios, somalíes, congoleños, iraquíes, afganos, libios. Son muchos, demasiados, pero están ahí. La V.O.L.I.A.N.I.H.I.L. es demagógica porque es verdad. Ellos no dejan las armas, nosotros tampoco.
Esto es sólo una introducción para justificar todo lo demás. Todo. A partir de aquí, de este texto aburrido, queremos presentarnos. Este Parte de Guerra era inevitable, teníamos que explicar de donde nace nuestra rabia. Empezaremos por abajo porque es lo más fácil. Aunque esta guerra está más amañada que un premio literario organizado por Luis García Montero nosotros ya hemos empezado. No hay marcha atrás.
¡ESTO O NADA!