Documento encargado por la Unidad de Desarrollo Social y Educación (UDSE) de la OEA para su presentación en la Segunda Reunión de Ministros de Educación del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral –CIDI (Punta del Este, Uruguay, 24-25 Septiembre, 2001)
Instituto Fronesis
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La importancia y la necesidad de la “participación ciudadana (de la sociedad, de la
sociedad civil, de la ciudadanía) en educación” ha devenido en tema recurrente y
aceptado, de modo general, en la mayoría de países en el mundo.
El creciente valor atribuido a la sociedad civil y a la participación ciudadana en el
pensar y el quehacer local, nacional e internacional tiene como trasfondo una
redefinición del papel de – y de la relación entre - Estado y sociedad civil, así como
entre ambos y las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo2, en el
marco de una redefinición de la relación entre lo público y lo privado, y entre lo local,
lo nacional y lo global. En términos del BID, estaríamos avanzando en la construcción
de “un nuevo paradigma societario caracterizado simultáneamente por la eficiencia
económica y la eficiencia social” (BID-Argentina 1998: 9).
La tradicional atribución de lo público y la política pública – entendida como aquella
que se ocupa del “bien común”, del “interés de todos” – como dominio exclusivo del
Estado, está hoy cuestionada. Por un lado, hay una creciente apertura del Estado y de la
“cosa pública” hacia la intervención activa de actores no-estatales. Por otro lado, hay
una creciente apertura de los Estados y las sociedades nacionales, y de la política
pública, a la influencia de las agencias internacionales, las cuales han incorporado a la
sociedad civil como un nuevo interlocutor, con y sin la mediación del Estado. Como se
señalaba en una reunión del BID, estaríamos hoy bailando un "tango entre tres": Estado,
sociedad civil, y Banco (organismo donante).3 En verdad, no obstante, se trata de un
“tango entre cuatro”, pues en esa tríada está ausente el nuevo gran actor: el mercado. La
sociedad civil (su propia caracterización como tal, su nuevo papel, sus límites y
posibilidades) se ubica y define hoy en esta compleja trama de relaciones entre Estado,
mercado, y agencias internacionales.