Revista Diario

Pasajeros al tren...

Publicado el 24 noviembre 2012 por Dafne
El tren como metáfora de la vida misma… a menudo se recurre a este medio de transporte para hacer más comprensible la idea de la vida, para representarla de algún modo que parezca más palpable, más simple… se dice que cada persona influye en nosotros, que digamos serían como el paisaje que podemos ver a través de la ventana, del que nos separa el cristal, que en nuestro caso serían aquellos pensamientos que no nos apetece mostrar y que establecen una barrera entre nosotros y los demás… o aquellos sentimientos que, ante el temor de que nos hagan débiles, decidimos ocultar.
Pasajeros al tren...Las personas que son importantes para nosotros y que, de algún modo, se han ganado nuestra confianza, serían las estaciones en las que nos bajamos del tren, en las que
nos detenemos un tiempo. Son sólo paradas de un rato, que puede ser más o menos largo, pero que siempre termina de la misma forma: preparando el equipaje para seguir nuestro camino, y, si nos ha gustado la parada, recordarla con cariño o incluso tener la idea de volver, aunque no siempre termine siendo posible este deseo.
El tiempo, el dinero, la motivación que tengamos para descubrir esos lugares desconocidos y las expectativas de las que partimos, bien por consejos que nos hayan dado, o bien porque nos hemos dejado llevar por la imaginación, pensando que ese nombre sólo puede ir asociado a algo bueno y bello… todo ello influye a la hora de pararnos en una parada o pasar de largo.
En la vida, si seguimos estableciendo esta conexión con el tren, vemos que en nuestras relaciones sucede lo mismo. Quizás nos hayan hablado bien de una persona, tanto que nos suscite una curiosidad que haga que tendamos a intentar conocerla. Por el contrario, puede que nos hallemos ante alguien que en algo: ya sea un gesto, alguna expresión que utilice habitualmente, o simplemente su propio nombre… nos haga rechazarlo pensando que será igual que otra persona que anteriormente nos hizo daño. Asimismo, la motivación por conocer estará muy unida al tiempo que haya pasado desde lo que nos hirió, y cuanto más cercano lo tengamos más difícil nos será abrirnos a nuevas personas, pararnos en otras estaciones… ¿y el dinero? El dinero sería otro aspecto a tener en cuenta, puede ser que la parada exija pagar un alto precio, tanto por bajarse en ella (quizá esté muy lejos del lugar del que iniciamos el viaje, y la cuota del trayecto sea, por ello, alta) como por quedarnos allí (hay lugares en los que los que todo está más caro). En la vida, el “dinero” que supone conocer a una persona es, al comenzar dicha relación: si hay peligro de que nos dejen de lado otras personas “especiales” porque no estén de acuerdo con ella. 
Pasajeros al tren...Cuando esperamos a un tren, o cuando ya estamos sentados dentro de un vagón, nos avisan constantemente del tiempo que falta para que el tren llegue o para que se pare en la siguiente estación... 8 min… 6 min…2 min… En la vida no contamos con ninguna pantalla que nos informe de que va a pasar después…. Los minutos que se esperan cuando estás en un tren son distintos a los de la vida, en ella no son minutos, sino que es más probable que sean años (o más..).
¿Entonces? ¿Qué hacer?
Nunca podremos saber cuándo se nos dará la oportunidad de conocer a otra persona…
Podemos elegir si pararnos en la siguiente estación, que no sabemos siquiera cuando será,… o si pararnos en ésta, aunque por lo visto antes de llegar por el cristal, no nos apetezca.La decisión es vuestra. 

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista