Revista Literatura

Pasajes de escritores gallegos

Publicado el 14 mayo 2012 por Moradadelbuho @moradadelbuho

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Se aproxima una fecha muy especial para la literatura gallega, ya que el 17 de mayo (Jueves) celebramos el "Día das letras galegas (Día de las letras gallegas)" y que cada año se dedica este día tan especial a una persona relacionada con el idioma gallego.

"La Morada del Búho" no ha querido desaprovechar esta oportunidad y durante estos días os publicaré fragmentos de obras de autores gallegos importantes y culminaré dicho día con un post sobre el origen de ese día tan especial para Galicia.

A continuación os dejo tres fragmentos de obras de autores gallegos que fueron homenajeados durante este día, con sus respectivos escritos tanto en gallego como en castellano.

Rosalía de Castro |  Letras Galegas 1.963.
Unha vez tiven un cravo (Una vez tuve un clavo).

Unha vez tiven un cravo cravado no corazón, i eu non me acordo xa si era aquel cravo de ouro, de ferro ou de amor.
Sólo sei que me fixo un mul tan fondo, que tanto me atormentou, que eu día e noite sin cesar choraba cal choróu Madalena na Pasión.
Señor, que todo o podedes (pedinlle unha vez a Deus), daime valor para arrincar dun golpe cravo de tal condición.
E deumo Deus, e arrinqueino, mais… ¿quen pensará?… despóis xa non sentín máis tormentos nin soupen qué era delor; soupen só que non sei qué me faltaba en donde o cravo faltou, e seica… seica tiven soidades de aquela pena… ¡Bon Dios!.
Este barro mortal que envolve o esprito, ¡quén o entendera, Señor…!

Una vez tuve un clavo clavado en el corazón, y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo de oro, de hierro o de amor.
Sólo se que me hizo un mal tan hondo, que tanto me atormentó, que yo día y noche lloraba sin cesar como lloró Magdalena en La Pasión.
Señor, que tú todo lo puedes (le pedí una vez a Dios), dame valor para arrancar de un golpe este clavo de tal condición.
Y me lo dio dios, y lo arranqué, más… ¿quién pensará?… después ya no sentí más tormentos ni supe lo que era el dolor, solo sé que no sé que me faltaba en donde el clavo faltó, tal vez… tal vez tuve soledades de aquella pena… ¡Buen Dios!.
Este barro mortal que me envuelve el espíritu, ¡quien lo entenderá, Señor…!.

Vicente Martínez Risco | Letras Galegas 1.981.
Fragmentos de Leira.

Nas camiñatas longas polas vereas enlamadas do val, antre as muradellas dos eidos e á sombra dos carballos, polos vieiros abertos da serra, batidas do vento, antre as uces e as carqueixas, polas estradas poeirentas baixo un solo xusticia; nas pousas na porta de chouza e na portalada do pazo, ao pé do cruceiro ou debaixo dun cabaceiro, ao acollido da chuvia, xantando nos mesós, sentados nos longos bancos onde se sentan osarrieiros e os camiñantes; durmindo nas pousadas da aldea, baixo o faiado de rexas trabes de castiñeiro; falando cos rapaces, cos vellos, coas mulleriñas, cos homes que andan no traballo; ollando os longos horizontes cinguidos de serras azúes, sorbendo o ár fresco da mañá e o luar da noite, vai ún comungando coa terra, deixándoa entrar máis adentro na ialma, sintinto a suprema mística identidade coa gran Nai silenziosa, ao tempo que a súa vida imensa nos inunda e adonámonos dun pouco da forza plástica criadora de todas as cousas. A forza inmorredoira que ha da forma fatura á ialma segreda e diviña de Galicia.

En las caminatas largas por los caminos enlamados del valle, ante las murallas de los campos y la sombra de los robles, por los caminos abiertos de la sierra, batidas del viento, ante los brezales, por las carreteras polvorientas bajo un sol de justicia; en el descanso en la puerta de la choza y en la portalada del pazo, al pie del crucero o debajo de un hórreo, acogido de la lluvia, comiendo en los mesos, sentados en el largo banco donde se sientan cansaos los caminantes; durmiendo en las posadas de las aldeas, bajo el ático del castaño; hablando con los jóvenes, con los viejos, con las mujercitas, con los hombres que andan en el trabajo; ojeando el largo horizonte de sierra azul, sorbiendo el aire fresco de la mañana y la luna de la noche, va uno comulgando con la tierra, dejándola entrar más adentro de su alma, sintiendo la suprema mística de la gran madre silenciosa, al tiempo que su vida inmensa nos inunda y nos adorna un poco de la fuerza plástica criadora de todas las cosas. La fuerza que da forma al alma secreta y divina de Galicia.

Francisca Herrero Garrido | Letras Galegas 1.987
Néveda (Nevada).

Querendo un gran poema cantar, dúbidas teño; que se falo galego non me entenden; e a cantar castillán nan me comprendo. Así mesmo pregúntome, se en prosa hei de escribir ou ben en verso; e ríome soíña desde meu dubidar; que é un aletexo igual ó dun poliño que se debote, coidándose atrapado no poleiro por un espanta-paxaros de trapo movido polos ímpetus do vento. Ninguén ha de le-lo meu escrito nin nadie ha de folla-lo meu pensamento… abonda con deixar corre-la pruma; abasta con cumpri-lo meu desexo. ¡Lectores… quen os vira, mulpocado! couberan nun puñiño ben pequecho!… Deixade, pois, que escriba como canto: deixádeme que fale cos galegos, que son irmáns da alma os que me escoitan, e non ha de asolagar nos meus defectos. E aqueles que non entenden os meus falacios, e se sintan no propio Iar alleos, relembren que nasceron en Galicia; que eiquí atallecerán fillos e netos; que dormen nesta terra, aloumiñadas, as cinzas brancuxadas dos seus deudos.

Queriendo un gran poema cantar, dudas tengo, que si hablo gallego no me entienden; y al cantar castellano no me comprendo. Asimismo me pregunto, si en prosa he de escribir o bien en verso; y me rio sola desde mi duda; que es un aleteo igual que un pollo, cuidándose atrapado en los brazos de un espantapájaros de trapo movido por el ímpetu del viento. Nadie ha de leer mi escrito ni nadie me ha de leer el pensamiento… basta con dejar correr la pluma; basta con cumplir mi deseo. ¡Lectores… quien os viera, desgraciados! cogeríais en un puño bien pequeño!… Dejad, pues, que escriba como canto: dejadme que hable con los gallegos, que son hermanos de mi alma lo que me escuchan, y no han de inundar mis defectos. Y aquellos que no entienden mis falacias, y se sientan ajenos, recordad que nacieron en Galicia; que aquí atajarán hijos y nietos; que duermen en esta tierra, agasajados, las cenizas blanquecinas de sus deudos.


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