El empresario Florencio Aldrey Iglesias, dueño entre otros emprendimientos de varios medios de comunicación y diversos hoteles, ha sido el alma mater del megaproyecto que ha cambiado la imagen de esta zona citadina. Entre otras notorias diferencias la obra ha producido la apertura de la calle Rawson, cerrada al tránsito peatonal y vehicular debido a la estructura del viejo edificio hoy demolido.
La antigua Terminal ha sido puesta en valor y hoy es un espacio cultural en el que se puede disfrutar de una muestra artìstica; asimismo la estructura es propicia para las futuras conferencias que se llevarán a cabo en las salas luminosas destinadas a tal fin, con capacidad para 1200 personas. Todo el edificio conserva la estructura original, con altos techos y molduras de hierro así como la tradicional torre en la que se emplaza el reloj, cuyas agujas comenzaron a girar nuevamente luego de años de deterioro e inmovilidad.
El diseño se desmarca de la concepción tradicional del shopping debido a la amplitud interna y a la luz natural que proviene de los ventanales y de las dos plazas secas, que se constituyen así como espacios autónomos de paseo y disfrute de los visitantes. Cuenta con un centenar de locales comerciales distribuídos en dos plantas, amplia oferta gastronómica y el último piso dedicado a las seis salas de cine donde tuvo lugar el Festival Internacional 2015, una de ellas con un sistema especial de sonido que la convierte en la tercera en el país con esta característica.
Más allá de las opiniones respecto del acierto en cuanto a su denominación, lo cierto es que el Paseo Aldrey ha sido un motor impulsor para la construcción y el comercio y se erige como un atractivo indudable para las personas locales y foráneas que transitan por sus espacios aguardando, con interés renovado, las futuras expresiones culturales que se llevarán a cabo en el confortable Auditorio.
Muestra su cun dun
MOTP se dedica al arte contemporáneo y selecciona no solamente los artistas que devienen en expositores sino también las obras entre sus producciones que los representan cabalmente. Con la premisa cierta de que la obra de arte es un bien cultural y la perspectiva de un mercado antes enfocado a grandes coleccionistas, que se ha abierto a pequeños compradores debido a la tendencia a realzar espacios públicos y privados, ha retomado la comercialización luego de una pausa de diez años.
Entre todas las creaciones que se exponen actualmente en el nuevo espacio cultural de la ciudad, estas fusiones de acrílico y óleo sobre tela de Benjamín Aitala transmiten con sus expresiones coloridas esperanza y alegría e impulsan a practicar la bondad para cosechar luz y belleza. Un mensaje para receptar con todos los sentidos en estos tiempos turbulentos y contribuir a despejar la oscuridad, como el brillante rayo luminoso que se filtró en esta fotografía.
Mujer reclinada
Sus monumentales esculturas de bronce han trascendido las fronteras desde aquel lejano 1977, cuando el Grand Palais parisino se rindió ante el artista y determinó su proyección internacional.
Argentina cuenta ahora entre su patrimonio cultural con dos obras del colombiano: “Torso masculino” en el Parque Thays de Buenos Aires, y “Mujer reclinada”, en la plaza cívica custodiada por la torre del reloj de la vieja Terminal, que desde su lugar de emplazamiento contempla el nuevo espacio en el que ha sido alojada, en esta ciudad.