Revista Diario

Paseo en trapecio

Publicado el 16 agosto 2012 por Dukespeaks

Para empezar, Gustavo Sainz se encomienda a sus amigos, su mujer y su hijo, Paseo en trapecio es una novela mexicana moderna, que alude al circo de la vida: Podría ser la historia de un veterinario que reside en Nuevo México y toma un vuelo al Distrito Federal, donde está a punto de ser atracado por cinco jovencitos (la ciudad en la que había nacido y crecido, y donde tantos de los suyos habían muerto, pasa por malos tiempos): "Y le conmovía ver, aunque fuera por un breve instante que había un muchacho, un muchacho con uniforme de policía y armado como un policía, un muchacho a las tres de la mañana que aspiraba a poner orden en ese país, que creía que era posible prevenir el delito, castigar, o si no castigar, por lo menos impedir el mal..." (p. 19). Es la década de los 80s y el sexenio lopezportillista ha dejado hundido al país en una grave crisis económica, que se suma a la del sexenio de Luis Echeverría, su amigo del alma. México es un circo y la vida un puñado de sueños que se esfuman con la vigilia.
Estos no tienen esperanza de morir - Es probable que el veterinario esté soñando durante su viaje al Infierno de la Ciudad de México (ha pescado fiebre en el trasbordo de Ciudad Juárez). Regresa al antiguo departamento, donde vivió con su primera esposa. En su escritorio, sus viejos proyectos de poemas, novelas, cuentos y hasta su gramática eternamente inconclusa y sin título. Revisando la correspondencia que le ha dejado su enano filipino encuentra un telegrama: "El Presidente Electo de México, C. Miguel de la Madrid Hurtado, lo invita ceremonia toma de posesión 1o. de diciembre, favor de comunicar asistencia esta vía, atención Licenciado Leobardo López Esparza; Coordinación Invitados Especiales Nacionales". (p. 42). Quisiera regalarle a Adela un texto que respirara como un mamífero. En su departamento recuerda la presencia de Octavio Paz, Carlos Fuentes ("¿Para qué hacer las cosas fáciles si se pueden hacer complicadas? ¿Para qué hacer las cosas bien si se pueden hacer mal? Y por último, ¿para qué ganar si podemos perder?"), Jean Seberg ( Diana o la cazadora solitaria), Guillermo Cabrera Infante, Ofelia Medina, etc. Todo es así, onírico, el tipo ha sufrido un montón de derrotas y obtenido unas cuantas victorias. Le cuesta trabajo vivir, tiene que esforzarse para lograrlo. "Y el humano ensueño es una soledad en la cual componemos esas proposiciones, desgarrados por los sueños, por los terribles sortilegios de las derrotas, y por el miedo de descubrir que derrotas y sueños son uno..." (Wallace Stevens). ¿Y la sinfonía del destino? En la secundaria reprobó Química y el profesor no lo dejó reponer el examen: ¿Para qué pierdes el tiempo? Tú serás un gran actor o un gran criminal. Algo grande, no ese hombre que vive en Estados Unidos (como si hubiera nacido en el lugar equivocado) y que cuando viaja al Infierno lleva un enorme peso de nostalgia sobre las espaldas. Sin embargo, el humor del novelista es peculiar, lo salva del melodrama. El propio Carlos Monsiváis le ha dicho que no comprende cómo es que sigue siendo católico (religión equivocada). Cita a El Dante: "Questi non hanno speranza di morte". (Infierno III:46). Durante el vuelo a dejado a medio leer un libro de Salman Rushdie (Joseph Anton acaba de publicar sus memorias este 2012).
Paseo en Trapecio guarda cierto parecido de estilo con Fantasmas Aztecas, pero en ésta hay más certezas cotidianas: El protagonista se encuentra atrapado en un congestionamiento vial abordo de un minitaxi que se dirige a las excavaciones del Templo Mayor de la antigua Tenochtitlán. Sin embargo, juega con las posibilidades y así anula el tiempo. ¿Estaría escribiendo su propia colección de novelas al estilo de Proust?. Como quiera que fuese, en las novelas más recientes de Sainz el protagonista es un hombre de edad media que vive la soledad, que recuerda, a veces a bordo de un avión o de un automóvil, pero que viaja, lleva el peso de la nostalgia sobre sus hombros.
No pienso colgarme hoy - La introspección, el nerviosismo afiebrado, le hace recordar a la muerte utilizando el poema de Xavier Villaurrutia: "Aquí estoy, no me he ido". Uy, qué mello. "Con El Horla de Mauppasant había aprendido que el miedo a la soledad no era otra cosa que la angustia del doble, y la soledad era un estar angustiosamente consigo mismo, es decir, con el doble, es decir, con la muerte..." (p. 47)
Aquí estoy... ¿No me sientes? - Extraña y provocadora novela, en la que siguiento el hábito de las mantas, que decapitan al macho antes del ayuntamiento, quizá obteniendo un placer adicional por los movimientos espasmódicos del coito, lo que se convertiría en el principio del placer como móvil del asesinato del amante, "quizá por eso Novalis escribió que el deseo sexual no es sino deseo disfrazado de carne humana... O Spitzka y Clevenger, que considera el deseo sexual como una especie de hambre protoclásmica (los protozoos, en el curso de sus relaciones sexuales, uno de ellos absorbe completamente al otro)... O los mordiscos de amor en el momento del coito, conocidos ya por los más antiguos poetas y codificados por los erotólogos orientales..." (Cfr. p. 82). La vagina dentada como leyenda urbana. Aunque, más real y extremo, sería recibir una tremenda mordida en el momento en que le maman a uno la verga, arrancándole el miembro de un modo brutal y salvaje, padeciendo un horrible dolor y la conciencia de que se está uno desangrando copiosamente y casi sin remedio.
"Bastaba dejar de escribir para convertirse en un ex-escritor..." (p. 91). Esta línea me hizo recordar a Carlos Fuentes cuando decía "Escribo para no morir". Una respuesta afirmativa del yo frente al pronóstico fatalista del embajador su padre: "Te vas a morir de hambre". El hijo, buen hijo, accedió a estudiar leyes, fue parte de la Generación Medio Siglo de la Facultad de Derecho de la UNAM, combinando los estudios con el trabajo en la Secretaria de Relaciones Exteriores y recorriendo la Ciudad de México en lo que sería La región más transparente.
Gustavo Sainz, Paseo en Trapecio. Best Seller Edivisión. Editorial Diana / EDIVISION. Primera edición: abril de 1985. México, DF. 223 pp.


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