Todas las personas importantes de su vida lo habían abandonado, habían desaparecido, huido o simplemente esfumado. Siempre fue el que se quedaba esperando el último, siempre fue el quien dio más en las relaciones sin esperar nada a cambio, y eso es lo que recibió, nada. Mirando por la ventana con una sonrisa inusual en él, recordaba todas esas almas dejadas atrás en el camino y sentía que por primera vez, esos recuerdos no le humedecían los ojos ni le oscurecían los sentimientos.Eso ya estaba muy atrás en el camino, en los últimos años había conseguido cierta estabilidad social rodeado de gente con sus mismos gustos y pensamientos. Había vivido unos años de intensa amistad con los que ahora sentía como desconocidos. Hoy era él quien dejaba atrás a las personas que le rodeaban.Realmente él los había abandonado mucho tiempo atrás. Hacía mucho tiempo que ya no se sentía miembro de aquel grupo de personas extrañas que le rodeaban. Las abandonó poco a poco mentalmente, se desligó de ellas y sólo sentía que se dejaba arrastras en una película donde todo le resultaba extraño, irreal.Lo que más le había sorprendido es que la noche anterior haciendo las maletas en silencio, ocultando sus intenciones, guardando las pocas cosas que había acumulado en los años que había vivido en esa ciudad que nunca la había sentido como suya, pensando en cada una de las muchas personas que le habían acompañado en esa etapa de su vida, no sintió ningún sentimiento de tristeza, no sintió a ninguno como si fuera una gran perdida. No tuvo el impulso de llamar para contarle a nadie de ellos sus planes a la mañana siguiente. Cuatro años atrás se había lanzado a la aventura de irse a vivir a una ciudad desconocida donde lo habían ofrecido un contrato de trabajo que nunca le había convencido pero debido a su estado precario y sentimental que vivía en esa época, se lanzó a terrenos desconocidos por primera vez en su vida. Los primeros meses discurrieron dentro de una rutina que le resultó incluso placentera. No había nada bueno que resaltar en su vida pero tampoco había nada malo. Se dejaba llevar por el tiempo.Casi al año de su mudanza es cuando comenzó a conocer a la gente que hoy abandonaba gracias a la insistente petición de un compañero de trabajo para que le acompañara a tomar una copa.El primer día que lo aceptó y conoció a todos aquellos singulares amigos del tímido compañero de trabajo, comprendió que había otra forma de sentir la vida. Eran personas completamente vacías, incluso podría decirse intrascententales, que llevaban el hedonismo más salvaje como bandera para que los reconocieran y en contra de sus pensamientos e incluso se podría decir de sus principios se dejó arrastrar por ellos.Comenzó a quedar casi a diario con aquellas personas que hablaban de cosas que él no entendía, cosas que desde aquellos días se convertirían en fundamentales para comprender y sobre todo para seguir atado a esa forma de vida. La moda, el diseño, las tendencias, la prensa del corazón, la televisión, la música, las discotecas, los ídolos y sobre todo las drogas eran los pilares de las conversaciones en aquel grupo tan cerrado de seres completamente desligados de la vida terrenal. Eso es lo que las primeras semanas pensaba de ellos, que no vivían la vida tal y como es, si no que formaban una realidad artificial convirtiéndose ellos en los protagonistas de sus propios guiones. Esa idea le fascino de tal modo que en muy poco tiempo se convirtió en uno más de ellos, en un guionista que reescribe todos los días el guión de su vida siguiendo unas pautas cerradas, pero un guión que cada día cambia de personaje. Eso eran todas aquellas personas, en eso se convirtió también él, actores que cada día interpretan un papel diferente, un papel que les sirve para colocarse una mascara y así tener más difícil el conocerse a si mismo. Actores que por miedo a saber quienes son, por miedo a no gustarse tal y como son se enfundan en las pieles de aquellas personas que les gustaría y les divertía ser. Como esos adultos que se hacen cuernos cuando están en la ducha emulando el niño que un día fueron, eso eran ellos pero las veinticuatro horas del día. Personas que se disfrazan para vivir en un carnaval perpetuo. Día a día comprendió que el eje central de toda esa vida eran las drogas y la vida nocturna. Los clubs y las discotecas se convertían en ese útero materno donde se sentían seguros de la vida real. Dentro de ellas vivían su artificial show, cada noche, cada mañana eran una persona diferente. Nunca se conocían realmente, conocían el personaje que representabanAlgunos lo llamaban el "complejo de Peter Pan" pero hoy el mirándolo desde otra perspectiva, mirando hacía atrás comprendía que era simplemente miedo. Ese mismo miedo e incluso una tendencia de auto destrucción era los que los llevaba a consumir drogas por simple hedonismo. Siempre ayudaban a construir y desinhibir esos personajes que formaban para ser el "más diferente" el "más moderno" .Todo estaba alimentado por las drogas. En poco tiempo se convirtieron en las dueñas de su vida. No por adicción, si no por aburrimiento. Estar drogado era sinónimo de comenzar otra obra de teatro, y en los últimos dos años, esa obra de teatro abría el telón en sesión continua. Se convirtió en ese mimo que solo movía su cuerpo cuando le lanzas una moneda, solo que en su caso eran las drogas las que se lanzaban al cesto para que representase otra mueca diferente. No se daba cuenta, pero cada vez el grupo se hacía más pequeño y quedaban cada vez más encerrados en una cajita de cristal, donde la creatividad y los deseos se iban apagando poco a poco. La llama de la vela cada día estaba más cerca de acabar por consumirse. Eso es lo que le pasaba a él, se estaba consumiendo en algo que nunca quiso. Había hecho aquel cambio de su vida para poder conocerse mejor y en vez de eso, estaba cada día más perdido en si mismo. Saberse aceptado en un grupo e incluso admirado enredaba más su laberinto interior. Pero un día se canso de interpretar un papel, se canso de la vida que llevaba y fue dejando atrás todas aquellas cosas que le habían atraídoSe miró por primera vez en el espejo y no se gusto, eso no era una novedad, lo diferente de esa vez fue que un impulso salido desde su interior le llevó a sentir, que ese sentimiento no era lo que él quería. Se quería gustar y sintió que lo podía cambiar.Caminando lentamente por el anden de la estación de trenes pensaba en todo lo vivido los últimos años. Ya no llevaba una mascara, se seguía sintiendo solo y muy perdido, pero la fuerza que le impulsaba para dar todos los pasos que esa mañana estaba dando era algo nuevo y muy esperanzador para él. Sentía que deseaba conocerse, deseaba mirar a su vida sin temor a tener vértigo. Deseaba enfrentarse a si mismo. Grababa uno a uno esos pasos que alejándole de la ciudad que lo había recogido en los últimos años, que le alejaban de las primeras personas que se habían acercado a él, de tantas cosas vividas,esos mismos pasos le estaban acercando hacia él. Pasos que le acercaban a si mismo. Antes de subirse al tren, con una maleta llena de miedos, miro atrás sintiendo que lo que dejaba atrás no era su pasado, dejaba atrás a esa persona que tomó un camino equivocado y se despidió de él, se despidió de si mismo. Cruzar la puerta de aquel vagón era el comienzo, no de su nueva vida, si no de su vida. Por primera vez, sintió que estaba vivo, y que quería seguir sintiéndolo. El vagón estaba vacío pero comprendió que no debía esperar a que la gente lo llenara, por primera vez se sintió con ganas de comenzar a llenarlo por si mismo.