Revista Talentos

Patrick Kavanagh (1904-1967): La Hambruna (I)

Publicado el 22 febrero 2012 por Fruela

Barro es el verbo y barro es la carnedonde los recolectores de patatas se mueven como espantapájaros mecánicos,colina abajo – Maguire y sus hombres.Si los contemplamos durante una hora, ¿hay algo que podamos probarde la vida que se desloma sobre el Librode la Muerte? Aquí los cuervos graznan por ranas y gusanosy las gaviotas como viejos periódicos se alejan de los setos, por suerte.¿Hay alguna luz de la imaginación en estos terrones húmedos?¿O por qué seguimos aquí, tiritando?   ¿Cuál de estos hombresamó la luz y amó a la reina,virgen demasiado tiempo? Ayer era verano. ¿Quién se prometió a sí mismo matrimonioantes de que las manzanas colgaran de los techos para Halloween?Esperaremos, contemplaremos la tragedia hasta el telón,hasta que la última alma ruede pasiva como un saco de barrocolina abajo, desviándose en los ángulosque confundió el arado o forma la pala, estrechando el camino.
Un perro sobre harapos bajo un carro inclinado,un caballo hoza por la cabecera, arrastrandoun arado de óxido. Tres cabezas cuelgan entre piernasarqueadas. Octubre toca sinfonías en una cerca de mal alambre.Maguire mira las sementeras aplanadasy los pedernales que encendieron una vela por él en el altar de junio,ya apagada. Pasaban las sementeras y pasaban los díasy agitaba su cabeza y se soltaba el ronzal del mundo,y se creía más sensato que ninguno en el concejocuando entre pintas de porter se reíapor cómo escapó a las redes lanzadassobre las brechas de la experiencia.  Negaba con su cabeza sabiay fingía ante su almaque los niños son tediosos en los campos apurados de abrilcuando los hombres recorren surcos amplios, perdidos en la pasión que no necesita esposa–y sólo se clavaban los dientes de las rastras.Tanto gritan los niños que los cuervos podríanllevarse un acre de semilla entre sus burlas.Patrick Maguire llamó a su perro y lanzó una piedra al airey espantó a los pájaros que eran los pájaros del tiempo.Revolver los terrones, deshacer la maraña.¿Qué está buscando?Piensa que son patatas, pero sabemos másque sus dedos embarrados cuando tantean ese cabello muerto.
«Avanza esa macona y asiéntalaen aquel hueco. Quita los pernos del carro, Joe,y ensilla el caballo», dice Maguire.«Hay viento sobre Brannagan, habrá lluvia.Atropa paja seca y que no caigan patatasde la caja al bajar por ese paso enquebrado–y eso hay que hacerlo en diciembre,echar grava y poner un bordillo a la turbera. ¿Eso entre mi alfalfaes el burro de Cassidy? Dios lo maldiga...¿Dónde está el perro?Nunca donde hace falta». Maguire gruñe y escupeentre su bigote embarrado y mira alrededor desde lo alto.Sus sueños cambian de nuevo como las nubes que lleva el vientoy no está tan seguro que su madre acertasecuando alababa al hombre que desposaba un campo.
Míralo, míralo, ese hombre en la colina cuyo espíritues un saco húmedo restallando sobre las rodillas del tiempo.Vive porque sus campos sigan siendo fértiles cuando su cuerpoesté al fondo de una zanja con una cruz de rejas en el Nombre de Cristo.
De joven era suspicaz como una rata ante pan extrañosi las chicas reían; cuando gritaban él sabía que eranlas potras en celo. No podía seguirel camino fácil de su destino. Soñabaque la inocencia de las zarzas era traición de espina.La garra, la garra de los campos desiguales... Nadie escapa.No podía ser que más allá de las colinas el amor fuera librey las zanjas fueran planas.Ninguna mano monstruosa tomó niños y soltó monos,no como aquí.   «Dios, ¿por qué no fui sensato?».Un suspiro como brisa entre cardos.Mira hacia su casa y su granero. «Dios, ¿por qué no fui sensato?».Pero una hoja arrancada de los matos de espinose arroja como un petirrojo asustado, y la cercada una ventana al verde de la segunda hierba,y él sabe que su corazón llama mentirosa a su madre.La verdad de Dios es la vida – incluso en las formas grotescas del fuego vil.
El caballo alza la cabeza y la estiraentre tojos y piedras para pacerla pasión muerta entre alfalfa enredada.En el cerco hay un matorral cargado de grava, como la moral:los necios que viven sangran cuando trepan.
El viento se inclina donde los Brady, las hojas de fárfara se horadan de herrumbre,la lluvia cubre el rastro de los carros y los surcos del arado;el sol amarillento refleja en Donaghmoynela luz conmovedora sobre charcos de pezuñas.
Ven, Imaginación, entra en esta casa de hierroy veremos bajo el dintel los años que regresan velocesy sabremos qué escribió la zurda del campesino en esa página.Sé benévolo, octubre. Ni un cloqueo, un relincho, un crujido, un graznido.
La hambruna y otros poemas (Pre-Textos, 2011)Traducción de Fruela Fernández

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