Estudiando lengua y literatura con mi hija, que se enfrenta a la PAU este año, observé miedo en su cara. Así está ella y me consta que miles de estudiantes ante la inminente prueba que será la responsabe de cercenar las ilusiones de miles de alumnos de bachillerato. El famoso corte para acceder a la carrera que desean cursar, la imperiosa necesidad de sacar una nota que determinará su futuro y una prueba cuyo temario ha ido cambiando a lo largo de este curso y que, a estas alturas, ha hecho que ni los alumnos ni el propio profesorado sepan por donde se andan.
Yo, que no soy religiosa, confiaré en que mi hija tenga suerte, intuición y los nervios no le traicionen y pediré que se haya levantado con la idea de desayunarse la PAU como si fuera un donut y no con que la PAU se la va a comer a ella.
Recuerdo mi Selectividad y las horas tras acabar COU estudiando apuntes y temario sin más. Recuerdo papagayear los temas y no tener la sombra de un BOE que un día decía A, al otro B y al tercero hacía un collage de A y B y nos dejaba gagá a los alumnos y más nerviosos que un flan en día ventoso.
Quiero que la dichosa PAU acabe y que las cabezas pensantes de este país piensen de verdad y no precisamente en hacer tanto daño a unos chavales que acaban segundo de Bachillerato hastiados, decepcionados y amargados, sin apenas haber cumplido los 18. Algunos hasta decidirán no presentarse. Demasiado cambio, tensión y visitas al médico por crisis de ansiedad durante el curso. Un curso muy corto y un temario muy largo. Me pregunto si quienes se han encargado de su elaboración, han comprobado que se puede llevar preparado en el tiempo que dura el curso, uniendo trabajos, deberes, días sin clase y demás extras. Y todo para acabar una carrera y no tener la certeza de que acabarán ejerciendo de médicos, abogados, biólogos, filósofos, profesores...
Quiero ser optimista y transmitir a mi hija optimismo. Sonrío, le digo que lo va a conseguir, pero es que este año de dudas y vueltas atrás y giros y sorpresas del BOE, me están poniendo muy dificil mantener esa sonrisa en mi rostro.