Hace poco leímos un artículo que decía que la mayor invasión, o peste, para llamarlo de algún modo, que tiene una ciudad, son los cables. Están por todos lados. Sino salí al balcón y fijate.
Para continuar el trabajo, seguramente de alguna universidad estadounidense, preferentemente la de Michigan, nosotros venimos no sólo a delatar sino a combatir a otra potencia maligna: las baldosas flojas. Y junto con ellas incluiremos a los porteros manguereros que las llenan de agua, produciendo así el tan temido “Escupitajo a la luna”. (Algunos estudiosos del tema también se han referido a ese suceso como “Eyaculación urbana”)
¡Pero no teman, conciudadanos! Luego de invertir muchos años y presupuestos millonarios, traemos ante ustedes un arma de defensa, una contra-estrategia letal, un sólido “Tomá-gil”.
Una calcomanía, una simple calcomanía, que bien podría pertenecer al rubro “para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero”. Es sencillo, unámonos, podemos neutralizarlas, somos más que ellas.
Nosotros ya desparramamos varias y enviamos a emisarios a recorrer la ciudad. Si querés una calcomanía y sumarte a la campaña, hacelo en los comentarios abajo o contactate con nuestro representante a [email protected]
Y la próxima vez que veas una baldosa floja, se la pegás en el medio de la jeta.