Peinando a la niña
¡Ay mamá! No me pegues más tirones. Por eso no me gusta que me peines tú. Prefiero a la tía Felisa. Ella me va desenredando con cuidadito, porque sabe que soy una niña delicada. Además, ella no me grita ni me riñe por cualquier cosa, y me hace las comidas que más me gustan. No como tú, que me obligas a comer acelgas. ¿Ya has terminado? Deja que me mire en el espejo. Me gusta el moño pero no mi pelo blanco. Mira la foto de mi Juan. Aquí parece mayor. Y yo también soy vieja. ¿Por qué lloras, hija mía?
Torcuato González Toval