Revista Diario

Peligro de desprendimiento

Publicado el 28 marzo 2014 por Rubén Rubén García Codosero @RCodosero

Todos hemos visto las señales, quizás desde un coche, desde un autobús o simplemente paseando. Son visibles y las podemos percibir pero siempre las ignoramos. Miramos hacia arriba, o quizás hacia los lados y poco más hacemos al ver esa señal que nos advierte de un peligro inminente. No; no voy a exculpar a nadie y mucho menos  condenar, cada persona tiene lo suyo y uno ya es mayorcito para meterse donde le plazca.

Dicen los sabios que acumular no da la felicidad, y a las pruebas me remito. Mi padre en su afán de coleccionismo pudo acaparar todo tipo de objetos, desde sellos, monedas, relojes hasta un sinfín de mecheros y llaveros de todo tipo y condición. Posiblemente fue feliz en el proceso de la compra y después en su clasificación. Pero no nos engañemos, los objetos prevalecen y nosotros desaparecemos. Quizás debamos ocupar nuestro tiempo, contemplando el sol, las estrellas, escuchando buena música y disfrutando de los libros y del cine. Porque acumular contenedores de sensaciones, es una tarea a desterrar de nuestra vida.

Yo he sido un ávido coleccionista de películas, de videojuegos y de libros que ahora rezan en los estantes, para que les llegue una nueva oportunidad de ser usados otra vez. Pero gracias a internet y ahora su nube nos ha llegado la oportunidad única de desprendernos de aquello que acumulamos y rara vez utilizamos. Ya no es necesario comprar cultura ni entretenimiento en formato físico, simplemente podemos alquilarla o disfrutarla en digital por un precio cada vez más barato, y poder así dedicar nuestros estantes a otras cosas más loables para nosotros; como flores, fotografías o cuadros pintados de nuevos artistas.
Afortunadamente en los próximos años, seremos las generaciones que más cosas vayamos a tirar a la basura. Desprendernos del consumo de otros años y ocupar nuestro espacio con lo más importante, nuestra vida.

molinos

Es fácil desprenderse de todo lo que nos sobra en la vida. Basta abrir la ventana de nuestra felicidad, para que el resto salga volando.

Cuando ya no estemos en este mundo, no dejaremos nunca más a nuestros hijos, colecciones inmensas de nostalgia disfrazada en objetos. Se borraran nuestros gustos, sueños y anhelos con el click de un ratón. Y los que nos precedan, solo les quedará nuestro recuerdo y los buenos momentos. Nunca es tarde ni demasiado pronto para desprenderse de lo que no es importante, véase objetos, personas negativas o malos hábitos. La vida necesita personas ágiles, dispuestas siempre a saltar obstáculos, a vadear ríos, a sortear derrumbes en el camino, a plantarla cara. Limpiemos pues nuestras mochilas de cargas inútiles, por suerte, nos aproximamos a desprendimientos.

@by  Rubén García Codosero


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