El buffet libre es la tarifa plana de internet aplicada a la hostelería, pero al revés. Si tienes una tarifa plana de internet pagas una cantidad fija y puedes descargarte todo lo que quieras hasta que reviente el disco duro y se te reblandezca. Sin embargo en un buffet libre después de pagar la cantidad fija, lo que haces es cargarte y cargarte de comida a reventar hasta que el estómago pase de estar blandito a duro como un disco de los picapiedra.
La apertura del buffet libre para el desayuno sólo es comparable a la estampida que se produce el primer día de las rebajas. Con la diferencia de que en la estampida que se produce en las rebajas los damnificados son las personas y en un buffet libre lo que termina pisoteado es el buen gusto.
Mucha de esa gente es consciente de que el desayuno es la comida más importante del día…de hecho para los que han contratado alojamiento y desayuno: es la única!! Y por eso ponen todos sus esfuerzos a tragar todo lo que se pone a su alcance como un pavo antes de navidad. Y lo que no entra por el gaznate termina en la bolsa de ir a la playa. Hé ahí el porqué de que esos capazos que están de moda para ir a la playa sean desproporcionadamente grandes, que a veces veas a una señora ir a la playa y sospechas que va a hacer submarinismo...con submarino y todo. Creo que para la próxima temporada deberían mejorar los bolsos playeros incorporándoles ruedas…es muy penoso ver a una señora mayor pidiendo ayuda a tres jóvenes, borrachos que vienen de fiesta para desayunar e irse a dormir, para que saquen arrastrando cual perros de trineo el bolso de paja de la anciana.
No estoy exagerando. Hay algunos clientes aprovechan el buffet del desayuno para montarse una frutería, he visto algunos que se les quedaban las manos agarradas a dos buenas peras…y a la fruta también. Eso sí, si les preguntas te dirán que “son para la playa”…y no te mienten…dos horas después les puedes ver en la playa vendiendo lo que han trincado del hotel mientras gritan “cocacolas, cervezas, peras, manzanas, mandos a distanciaaa, pianos de colaaaa…”
Pero no todo el mundo elije sólo el desayuno, hay más modalidades de estancia en un hotel que afectan al buffet…por ejemplo: la media pensión; que consiste en que cuando entras a desayunar te puedes llevar la mitad del buffet….hay algunos que son sorprendidos desatornillando la máquina del café….pero los que mejor se lo montan son los italianos que en ocasiones acercan la furgoneta por la parte de atrás para poder llevarse todas las mujeres que sean capaces de soportarles…
Pero los italianos son una especie superior que no se conforma con una media pensión cualquiera. Cuando ellos entran en el buffet van con un todo-incluido, aunque no lo hayan pagado. Eso sí, creo que el concepto de todo incluido no lo entendemos todos igual.
- Revolver la comida no está incluido.
- Molestar a todo el mundo no está incluido.
- Romper la barrera del sonido con un eructo no está incluido.
- Mi mujer no está incluida.
- Demostrar que la pulsera del todo incluido debería ser de hormigón y atarse al cuello... sí que debería estar incluido.
Aún así no es mal invento el todo-incluido cuando se trata de italianos…yo creo que lo financian los propios comerciantes del lugar turístico para evitar que los tifossi salgan del hotel, manteniéndoles borrachos y recluidos en un solo sitio dejando el resto del lugar a salvo.
Me llama la atención los italianos, que siempre que entran en el comedor echan una ojeada al público…algunos creo que esperan aplausos…y luego entran con paso decidido obligando a que mires su ropa de diseño italiano, sus complementos de diseño italiano y su cara diseñada por un ciego en plena crisis epiléptica…porque, esta es la cruda verdad…los italianos se adornan tantísimo porque son feos, muy feos, yo creo que están sin terminar. Quizás las prisas hicieron que se quedaran con la primera versión de cara sin reparar en su aspecto; o probablemente la cara la estaba diseñando otro italiano que se le iban los ojos detrás de una mujer mientras exclamaba "Bellisima"; y claro la cara se quedó a medias…y ese es el motivo por el que mueven tanto las manos para hablar…para que no puedas verles la cara. Son los auténticos inventores del kung-fú y del ventilador.
Cuando te encuentras con un italiano no puedes evitar en mirarle a los pies y observar unos zapatos pikolinos de piel estupendos, un pantalón de Armani impecable, con un cinturón de hebilla hortera, sigues subiendo para mirar la camisa, con gemelos de diseño, reloj, gafas de sol en una mano y teléfono último modelo en la otra, elevas la vista, un colgante de oro al cuello, sigues subiendo, pendiente en la oreja izquierda…HOSTIAS UNA CABRA!!!
Aprovecho la ocasión para disculparme por mi desconsideración. A partir de ahora hablaré a las cabras en italiano para que se enteren mejor de lo buenos que son sus quesos.
Todavía tengo una duda más….para terminar de hacer amigos…si cruzas un italiano con una portuguesa?….sale el gremlin malo o el bueno? Bueno yo creo que lo que sale es un personaje que deambulaba por el buffet con un moño y un novio esclavizado….era inofensiva, pero decían que si la dabas de follar después de la media noche se convertía en Aramís Fuster y corría despavorida por los pasillos del hotel poniéndole velas negras a todo el mundo.
El buffet es un micro mundo fascinante y frente a tal cantidad de comida la gente reacciona de formas muy diversas, por ejemplo está:
El Todo-me-vale. Un individuo que agarra un plato y pilla algo de cada una de las bandejas que se encuentra en su camino. Lo que sea. Pan, huevos, alubias, ensalada de piña, pizza, ragut, maíz. Todo encima, haciendo equilibrios como en el juego japonés de poner y quitar palitos…Si eso lo hace para meter la comida en el cuerpo, verle en el momento que evacua los alijmentos en el WC debe de ser digno de ser filmado por National Geographic.
Quiero aprovechar para hacer un pequeño inciso sobre la piña. Alguien se ha dado cuenta de que cualquier cosa a la que se le ponga piña pasa a llamarse Tropical? Una pizza con piña es pizza tropical, una ensalada normal con piña pasa a ser ensalada tropical, unas alubias con chorizo con una rodaja de piña seguro que se llamaría deconstrucción de legumbres tropicales….no me quiero ni imaginar lo peligroso que tiene que ser estar en mitad de una tormenta tropical…con vientos fuertes que no dejan de lanzarte piñas de dos kilos.
El Indeciso. Llega a cada bandeja de comida, sujeta la pinza, se le cae, la vuelve a sujetar, la agita sobre la comida como un buitre vigilando al rey de España en una pista de esquí. Finalmente agarra un filete empanado, lo acerca al plato y … lo devuelve a la bandeja. Al final de la línea de embutidos se puede observar un montón de estos seres famélicos a punto de morir de inanición.
La que está monísima de la muerte y sólo entra al buffet para exhibirse. Agarra un plato para disimular y lo pasea alrededor de la comida como las muchachas que anuncian los asaltos en los combates de boxeo. En el fondo más que comer lo que quiere es que se la coman. Pero sólo consigue llamar la atención de los italianos, que dudan entre ligársela a ella o a una de las columnas del salón que parece menos dispuesta a salir huyendo.
El novato. Es muy fácil de reconocer, si hay sopa la lleva en un plato llano, los filetes los termina metiendo en una taza de café…y el café…lo lleva en la camiseta. Suele hacerse un lío en la endiablada máquina de los refrescos. Todo el mundo sabe que es un aparato dotado de un sofisticado sistema de inteligencia artificial capaz de escupir el chorrito lejos del vaso que pone un novato…hasta que llega un usuario veterano y empieza a echar todo los líquidos por el único surtidor que hay en el centro de la máquina y que comparten todas las bebidas…
El exquisito. Suele ser alguien dado a comer delicatesen, como latillas de mejillones en salsa americana o picadillo de mamífero muerto en aceite de motor. El caso es que no reconocen la comida cuando está fuera de la latilla y miran todo con cara de asco. Al final terminan comiendo brócoli con chocolate, levantando el dedo meñique para disimular las arcadas.
El incrédulo. No se puede creer que no hayan puesto su plato favorito en el buffet y da vueltas al mismo una y otra vez con la esperanza de que de repente aparezca una bandeja con el plato que le cocina su abuela…come con desgana lo mismo que el compañero de mesa de al lado y se va con la sensación de vacío…porque con tanto ejercicio dando vueltas alrededor de la comida se ha agotado y se el hambre le ataca en cuanto sale del comedor.
El intrépido. Desbordado por tanto plato que nunca ha probado prueba absolutamente todo. Haciendo mezclas verdaderamente indescriptibles. Es muy fácil de reconocer. Es uno que come muy deprisa, con cara de felicidad, mientras los que tiene sentados al lado vomitan sin parar. Suele terminar en el hospital con un lavado de estómago tras comerse la flores de plástico que adornan la sección de postres.
El escarbador. Tiene una irrefrenable afición por averiguar qué es lo que hay debajo de la comida, y para conseguirlo escarba frenéticamente revolviendo toda la comida, haciendo que tome un aspecto repugnante. Probablemente sospecha que debajo de la lasaña el dueño del buffet tiene escondidas las cigalas. Normalmente el jefe de sala le apuñala con las pinzas de los espagueti a la boloñesa.
El profesional. Sabe cómo funciona el buffet, saben dónde están todas las cosas, incluso el personal que trabaja allí le pregunta dónde encontrar determinado plato, los comensales le aplauden cuando pasa y la comida salta a su plato ordenadamente. Sólo da problemas cuando se le acaba la batería de plutonio y lo tienen que enviar a reparar nuevamente a Nipon Robotics.
El goloso. Se dedica exclusivamente a comer postres. Todos los postres que no sean frutas. Cualquier pastel caerá en sus fauces por triplicado. Es fácil reconocerle incluso fuera del buffet…es el que es perseguido por una nube de moscas y un ATS que le hace prueba de diabetes constantemente.
El kamikaze. Es el que va en sentido contrario a todo el mundo que gira alrededor del conjunto de platos. Al final termina comiendo lo que llevan en los platos las personas con las que se choca constantemente. Hay veces que también se comen un buen par de guantás, por burro.
El zombie. Va arrastrando los pies, lentamente, emite sonidos ininteligibles, tiene la cara completamente desencajada, lleva malamente un plato de una papilla extraña en la mano y la otra la agita incesantemente delante de la cara. Se le nota un montón que todavía le duran los efectos del todo incluido, las copas y los psicotrópicos, también…eso sí lleva unos zapatos horteras, ropa de diseño y ... huele a cabra...
Pero a mi me encanta ir a un buffet libre porque me ahorro la entrada del zoológico.