El último mensaje del presidente [AQUÍ] ha terminado de convencerme: estamos es un comic siniestro.
Habría que opinar sobre la creación de miedo por parte del Estado y sobre la ineptitud y cinismo de quienes gobiernan; pero solamente quiero comentar sobre la figura de Peña:
Está cada vez más flaco y demacrado.
Con ese lenguaje corporal y esos gestos, no se le puede creer. De hecho, estaría tentada a no creerle si me dice que se llama Enrique.
A veces tengo la impresión de que realmente le sorprende por qué no le aplauden, como el macho que no entiende que apropiarse de todo el espacio disponible es un abuso, como las señoras que no conciben la posibilidad de educar a un niño sin pegarle. También he pensado que está solo, de tan mal aconsejado y tan mal asesorado que parece; pero en realidad hay un montón de gente encantada con su copete: entre ellos han de hablar de lo que si les importa -nada que ver con nosotros-.
Silvia Parque