Pensaba esta noche entrar en los blogs amigos y ver lo que han escrito y comentarles, pero me quedaban de leer alguno de los mensajes de felicitación por mi cumpleaños.
Aprovecho para daros las gracias una vez más por todos vuestros buenos deseos hacía mi y vuestras muestras de cariño.
Llevo un par de horas, leyendo de nuevo vuestros preciosos comentarios en mi muro de Facebook, sin poder hacer otra cosa que emocionarme de nuevo.
Esto de Internet es como algo mágico.
Recuerdo que al principio de mi andadura por estos lares, entre que no sabía apenas manejarme, y me habían dicho tuviera cuidado, porque era terreno resbaladizo, iba yo con mis temores y miedos.
Después, con mi curiosidad innata, descubrí un modo de comunicar lo que mis ojos veían y hacer realidad una vocación que desde siempre me ha acompañado.
Desde el otro lado del charco, hasta el pueblo más cercano, me di cuenta que había personas con las que podía conectar y aprender de ellas.
Me parecía era emprender una aventura maravillosa.
Poco después, abrí mi blog, sin apenas saber escribir en el teclado, poner fotos, o vídeos.
Soy autodidacta. Nunca hice un curso de informática.
Bien es verdad que me han ayudado en lo básico amigos que conocían como funcionaba esto.
El resto, lo he ido aprendiendo hurgando de acá para allá.
Incluso, ahora, me río y me da un poco de reparo de ver mis primeras entradas, cursis, llenas de frases hechas y floripondiosas.
Y un día, descubrí que podía ser "Reportera" aunque fuera de mentirijillas.
No hacía mucho, había descubierto de nuevo este pueblo querido llamado Guardo, donde apenas había vivido unos años, con sus gentes, su río, sus tradiciones, sus montañas.
Nada mejor que darlo a conocer en la Red.
Así comencé a disfrutar de algo que desde siempre me fascinó.
Desde niña, yo hacía de cualquier artilugio un micrófono, ya fuera un plumero, el palo de la escoba, un vaso, o el cordón del aspirador. Me inventaba personajes a los que entrevistar.
La mayoría de las veces eran familiares que se brindaban pacientemente para que yo pudiera ejercer mi afición.
Con mi llegada a Navarra, seguí con mi pasión en dar a conocer este nuevo lugar que el destino me tenía preparado.
Y vuelvo a repetiros, que esto de Internet es algo misterioso y mágico.
Cuando yo escribo un relato, un poema, cuelgo una fotografía, un vídeo, deja de pertenecerme y corre raudo y veloz a miles de kilómetros.
Por supuesto que hay que utilizar la prudencia, como en todo, pero a mi edad, no tengo casi nada que perder y lanzo a voleo mi mundo interior, o un poquito de él, y no sé muy bien quien se lo queda.
No me gusta ser demasiado prudente, pues tengo enormes deseos de vivir y prefiero dejarme llevar de mi puntito de locura y arriesgar.
Quien no arriesga, no vive.
Mientras leía vuestros mensajes, podía entender el alcance de todo lo que entrego.
A muchos de vosotros no os conozco, y sin embargo, vosotros a mi si.
A través de lo que os cuento.
Y me lo agradecéis enormemente.
Os puedo asegurar que os tenía presentes a cada uno aún sin conoceros mientras os leía.
De muchas partes lejanas del mundo y de pueblitos cercanos me llegaba vuestra voz.
Es curiosa la variedad de personas que me habéis escrito: personas maduras, ancianas, chavales jóvenes, mujeres, hombres, incluso niños.
Todo esto sin ser pretenciosa, pues el paso de los años me ha enseñado a conocerme con todo lo bueno y malo que poseo.
Esto es como un trueque entre vosotros y yo.
Tengo amigos en la Red, que puedo sentir muy cerca con la calidez de la amistad auténtica y que deseo poder abrazar algún día.
Bien es verdad, que este mundo virtual es a veces un poco ficticio. ¿Pero no es igualmente ficticio el mundo real?
Nos escondemos detrás de nuestras caretas, aunque dialoguemos cara a cara con nuestro interlocutor, a pesar de la inflexión de la voz y la cercanía de nuestros cuerpos.
En fin, no dejo de asombrarme, y soy capaz de comprender a aquellos que abogan por los inconvenientes de la Red y sus peligros.
Pero es que nada es perfecto, queridos amigos.
Mientras, me quedo con vuestro afecto.
A cambio, os entrego algo de lo que poseo y en este intercambio todos salimos ganando.