hasta abajo, tiritando.
Hace humedad y fuera llueve pero no es eso.
El frío sale del centro del pecho,
quizás las flemas de esta gripe, quizás
de dentro hacia fuera
no marchen bien las cosas,
nunca,
no hieren donde deberían hacerlo
ni siempre en otro vaso
lleno de café o recuerdos.
Y el frío paseándose en esos sueños ciegos:
los blancos y negros, ayer, recordaban cosas
que, despierta, aún no recuerdo.
Ese temblor de apenas hielo,
el minúsculo choque de los huesos
con el vacío absoluto, se desliza
barranco abajo,
líquido comogancho del matadero.
Si es el frío o es el invierno o la nieve,
fuera o dentro, poco importa,
enmedio recordé escribir de frente
el monolito oscuro
como quien no quiere la cosa.
Entonces desaparece todo frío.
Y reventé.