Rozo el aire de tu piel suave
la bienvenida al mundo que le das de madrugada
el arrullo blanco de tus manos
me abrazo a tu calor
a tu pequeña creación del milagro
a tus voz llamando un recuerdo
a tus ojos de elegantes precipicios
me distraigo con tu cintura hablándole a mis manos,
y conjuro en besos pequeña niña
tu diminuta imagen de pasión.