EL CAMINO DE LA VIDA
“Sin coraje las otras virtudes carecen de sentido.”
Winston Churchill(Político y ex -ministro británico, 1874 – 1965)
El camino de la vida está lleno de altos y bajos, de momentos que podríamos catalogar como buenos, en que todo transcurre con relativa tranquilidad y la vida se nos presenta gratificante, agradable y confortable, pero también de circunstancias difíciles que exigen por nuestra parte un mayor esfuerzo de aceptación, de superación, de resistencia y de fortaleza interior.Podríamos definir el coraje como la fuerza que nos impulsa a defender aquello en lo que creemos, a ir más allá de nuestros límites y temores y a sobreponernos ante las circunstancias adversas.Su opuesto sería la cobardía que, al contrario del coraje, engendra en nuestro interior la incapacidad para afrontar los tramos más dolorosos de la vida. Genera desconfianza en nuestras capacidades para encarar retos nuevos y aprovechar las oportunidades que la vida nos brinda. Alimenta un temor que nos impide asumir riesgos o tomar decisiones necesarias para nuestro desarrollo y equilibrio personal.Vivir en y desde el coraje es una decisión personal, una actitud que elegimos ante la vida.¿Cómo sería posible, si no, que ante circunstancias traumáticas parecidas unas personas queden paralizadas por el miedo y otras dinamicen una fuerza y una energía interior que les impulsa a superar cualquier situación?¿Cómo sería posible que unas personas se hundan en profundas depresiones y otras, por el contrario, salgan reforzadas y transformadas positivamente a pesar de todo?Vivir desde el coraje no significa que en ocasiones no nos encontremos atenazados por el miedo y la angustia, o que no sintamos intensamente el dolor de ciertas circunstancias como la pérdida de un ser querido, el padecimiento de una grave enfermedad, una ruptura sentimental, quedarse en la ruina económica. Hay situaciones que pueden resultar especialmente duras. Vivir desde el coraje significa que a pesar de todo ello tomamos la firme resolución de seguir adelante, de no rendirnos, de continuar luchando día a día.El coraje hace que personas ordinarias consigan cosas extraordinarias. No hace falta remitirnos a grandes logros de personajes excepcionales. Probablemente podríamos citar numerosos ejemplos de lo que acertaríamos en llamar ‘héroes anónimos’, personas cercanas a nosotros que han sido golpeadas violentamente por las circunstancias y, a pesar de ello, son un ejemplo de lucha, de voluntad, de fuerza interior. Ese tipo de personas, en definitiva, que no se rinden, que no se dan por vencidas y que son capaces, con su actitud, de arrastrar a los demás a superar las dificultades y a extraer de sí mismos lo mejor.El coraje también nos empuja a defender aquello en lo que creemos, aquello que consideramos justo sobre la base de preservar nuestra propia dignidad o la de aquellos que nos rodean. Es defender nuestros derechos o los de los demás cuando nuestra conciencia nos dicta que están siendo vulnerados injustamente.El coraje nos empuja asimismo a la responsabilidad, a aceptar las consecuencias de nuestros actos y a reconocer nuestros errores, ante nosotros mismos y ante los demás.
El coraje hace que nos reconozcamos, por tanto, como protagonistas activos de nuestra vida. Es un motor que nos inyecta energía y aliento para superar nuestros límites y nuestros miedos.El coraje es, en definitiva, dar un paso adelante y decir:
YO VIVO MI PROPIA VIDA
YO FORJO MI DESTINO
Daniel Ramos Autó
Barcelona, Marzo de 2013