Hace unos días, Miguel Ángel Moratinos dejó de ser Ministro de Asuntos Exteriores. Al parecer, se emocionó y no pudo contener las lágrimas. Pudo ser, o esa es la explicación que ofrecen desde su Partido, que le sucediera, ante las muestras de cariño por parte de sus compañeros. Y, también, porque, y eso lo digo yo, cueste dejar un puesto tan rentable, aunque no debiera preocuparse demasiado. En política nadie se va del todo nunca. Siempre es recolocado en otro lugar, tan beneficioso o más que el anterior, aunque pase a estar en la sombra, y no “ cara al público “. Hasta aquí la anécdota. Ahora, como viene siendo habitual en nuestros días, la burrada verbal de turno.
En esta ocasión, el interesado y voluntario protagonista, que ha hecho gala de su potente, y muy maleducada, verborrea, ha sido uno de nuestros más famosos escritores, Arturo Pérez-Reverte. Como si llevase enfundada la espada de Alatriste en su boca, la ha sacado de paseo, y nos ha dejado algunas perlas dignas de un auténtico trastornado y/o zoquete.
Ha dicho que “ se fue como un perfecto mierda “, y que “ ni para irse tuvo huevos “, entre otras lindezas. Se ve que, como muchos más españolitos, ha hecho suyo, olvidando su indudable preparación lingüística, el estilo que se utiliza, a diario y sin control alguno, en programejas del calibre de un “ Sálvame “ cualquiera.
Sr. Pérez-Reverte : la capacidad de emocionarse y llorar de un ser humano, es uno de los mayores y mejores dones que hemos podido recibir. Y nadie es “ un mierda “ por hacerlo, aunque su opinión sea bien distinta, como así lo ha demostrado. Las personas, y por eso se nos puede llamar así, nos emocionamos ante muchas situaciones que, de una u otra forma, nos afectan durante nuestra vida. Usted debe ser muy duro, puesto que no lo termina de comprender. Lo siento por usted.
En cuanto al tema “ huevos “, le recuerdo, aunque creo que ya alguien más lo ha hecho, que en pleno siglo XXI, el hecho de presumir de tener más o menos huevos, se debiera limitar a hacer referencia a los que podamos almacenar en nuestros frigoríficos.
Esos otros “ huevos “ que usted menciona, no se demuestran llorando más o menos en determinados momentos. Y, como parece que usted sí se considera una persona con “ muchos huevos “, y aunque, hasta donde yo sé, lo aconsejable es tener sólo dos, decirle que esos huevecillos, no le dan derecho a insultar ni a difamar a nadie.
Me causa verdadero asco, presenciar los comportamientos ajenos de determinados asilvestrados, que se dedican a imponer su razón, casi siempre equivocada, a base de querer demostrar esos famosos “ huevos “, amedrentando a sus congéneres con esa facilidad pasmosa que tienen para usar los puños en el momento en que, por sus propias carencias y complejos, se sienten “ acorralados “ ante razonamientos pacíficos que sellan su boca debido a una falta absoluta de argumentos que esgrimir. Son ese tipo de personas que utilizan expresiones que casi todos habremos oído en alguna ocasión. “ se hace así por mis santos huevos “, “ me suda la ….. “, o que profieren esa amenaza tan manida de “ vamos a la calle que te voy a inflar “. Eso sí, siempre presumen de tener muchos huevos, pero nunca hablan de su mayor o menor tamaño. Quizá les perjudicara hacerlo. Y claro, ellos son muy machotes.
Esta gente que anda tan sobrada de huevos, tiene más bien una seria discapacidad mental que debieran tratarse a la mayor brevedad posible. El problema más grave, es que hay más de los que podamos imaginar.
Reverte, quien, por lo visto, tiene una cuenta abierta en Twitter, a raíz de tan educadas observaciones sobre las lágrimas de Moratinos, ha visto incrementada su lista de amigos en, nada más y nada menos, que 2.000 personas. Y en sólo 24 horas. De hecho, al darse cuenta de este hecho, ha manifestado lo siguiente : “ Si llego a imaginar esto, habría insultado antes “. Muy inteligente la observación. Oportunísima.
No sé si el Sr. Moratinos debería recibir el calificativo de “ mierda “. Sinceramente pienso que nadie lo merece, salvo, quizá, estas personas tan huevudas. Pero de lo que sí estoy seguro es del que le aplicaría a usted y, ¿ cómo no ?, a todos los descerebrados que piensan y actúan de ese modo en sus vidas. Pero no lo reproduciré aquí, No me parece oportuno. De cualquier forma, es fácil de imaginar. Empieza por “ g” y termina por “ s “.
Esta situación esperpéntica, no es sino otra prueba más de la decadencia, y asilvestramiento total y absoluto, que está experimentando nuestra maltrecha sociedad. Seremos testigos de muchas más. Es una verdadera lástima.