Cuando era pequeñito, como dice la canción, hice las pruebas para un equipo de futbol (el Depor) y casualmente las pasé. El ‘mister’ le dijo a mi padre: ‘es que su hijo tiene talento’, a lo que mi padre le contestó: ‘¿qué carallo es eso del talento?’.
La percepción que tenía el reclutador de lo que era ‘el talento’ no coincidía con la que tenía mi familia. El creía que vadría para el futbol, mientras que los mios creían que el talento iba más en la dirección de cursar unos estudios y adquirir una formación que me valiese de algo en la vida. ¡¡Se equivocaban!! Mejor era el talento del futbol ya que de haberlo desarrollado no os estaría ahora soltando este rollo y viviría como un ‘general’.
Y esta historia me da pie a desarrollar este tema: ¿pero qué es el talento realmente? Respuesta : ‘Depende’ (como no podía ser de otra forma la respuesta).
Si la respuesta es compleja, ya no digamos los temas de ‘gestión del talento’, ‘retener el talento’, ‘motivar el talento’,…, que tan de moda están en el management de RRHH hoy en día.
Me pone malo cuando leo que los responsables de personas dicen: ‘lo importante en nuestra organización es el talento de los que la componen’, ‘nosotros damos una importancia capital a que nuestros empleados desarrollen todo su potencial dentro de la organización para que saquen todo su talento‘,…., y tal y tal. O sea, ¡¡mentira cochina!!
En una ocasión estaba ‘dialogando’ con una refutada gestora de personas (de las que escriben libros y todo) sobre que en una determinada empresa en la que ella comentaba que se realizaba una excelente gestión del talento entre sus miembros, a lo que tuve que responderle que estaba completamente equivocada, más que nada por el hecho de que yo pertenecí 4 años a esa organización.
Si por talento se define el conseguir hacer las cifras que la empresa te pide, a costa de engañar clientes, o decirles medias verdades, a base de saturarlos y explotarlos,…, pues sí en esta organización se gestiona muy bien el talento. Pero desde mi punto de vista eso no es talento.
Y es que yo he visto muchísimos casos en esta vida de gente ‘talentosa’, entendiendo yo por lo que esto significa (preparada, coherente, comprometida,…) que ha fracasado en su organización. ¿Por qué?
Pues por una sencilla razón, porque las organizaciones entienden que el talento está en la obediencia y en la consecución de lo que se le pide a un empleado y a poder ser sin rechistar.
Yo tuve una vez un compañero que era un magnífico comercial de su sector, pero no aguantaba los desmanes que sus superiores le hacían. ¿Tenía talento? Para mi si. Cumplía lo que yo entendía por tener talento en ese trabajo. Sin embargo la empresa lo mortificó hasta que consiguó que se marchase . Cambió de empresa pero no de sector, y en su nuevo puesto lo trataron de un modo adecuado y con respeto, sobre todo con respeto. Han contribuido a que esta persona desarrolle al máximo su potencial y que saque su talento al servicio de su organización, y lo que puedo decir es que de más de 5.000 miembros de esta organización en España es la persona que mejores cifras aporta.
¿Tenía talento? Claro que si. Y su organización primera lo sabía, pero no era ‘socialmente aceptable su actitud por la empresa’. A él le sucedió otro que nunca llegó a hacer ni la mitad de lo que conseguía, pero nunca portestaba, aguantaba insultos de los superiores y hacía unas 12-14 horas al día de trabajo. ¿Es eso talento? Para esta empresa si (ojo que esta empresa presume de tener un ‘mapa de gestión del talento’).
Por lo tanto, más que el talento, lo que importa en esta vida es lo que las terceras personas entienden por lo que es talento.
Además lleva un elevado componente de subjetividad, ya que lo que para mi es talentoso para otra persona puede no serlo. No hay unos requisitos objetivos que digan que alguien es talentoso o no.
Conclusión, talento lo que se dice talento ‘hailo’ (como las meigas), el caso es saber buscarlo y saberlo retener.
Seamos sinceros ‘gestores de personas’: prefieren a empleados no conflictivos y normalitos que talentosos y potencialmente peligrosos.
El talento de los subordinados para los malos líderes es algo peligroso.