Perro muerde a hombre en China

Publicado el 18 diciembre 2012 por Nmartincantero

Desde que llegué a este país me paso el tiempo buscando lo exótico, lo diferente. Que si orinan en cuclillas, que si comen tarántulas… ¡si hasta hablan en chino! Es lo que, en general, hacen los periodistas. Hombre muerde a perro es noticia, como se les recuerda una y mil veces a los estudiantes de primer curso de periodismo. La cuestión es que, como seres humanos, nos interesa justo lo contrario: perro muerde a hombre.

Encuentro ese denominador común en los rostros de los ancianos, arrugados como pasas; en los obreros que comen el almuerzo acuclillados en la acera, temblando de frío o, por supuesto, en los niños. Este fin de semana encontré una buena dosis de humanidad compartida en el taller de Max Strom, un norteamericano que recorre el mundo impartiendo charlas y cursos de yoga.

Frente a una numerosa audiencia, sentada en el suelo de un gran sala de madera, Strom habla del poder curativo del perdón. Pide a los participantes que cierren los ojos y se imaginen a sí mismos con ocho años, que recreen el cuarto de estar de casa de sus padres, sus muebles y sus olores. ¿Estaban sucios los cristales de las ventanas? ¿Hacía frío o calor? ¿Colgaba algún cuadro de la pared? Mientras Strom nos guía por la casa de nuestra infancia, varias personas a mi lado comienzan a llorar. Sus discretos sollozos me conmueven más que mis propios recuerdos. “En todas partes es igual”, dice Strom. “La gente ha tenido infancias difíciles y busca la felicidad de sus hijos. Eso es todo”.  

Si vuelvo al cuarto de estar de mi infancia por estas fechas, veo a una niña envuelta en un camisón de franela azul claro que recorre descalza un largo y oscuro pasillo. El suelo de baldosa está helado, pero la niña se resiste a volver a la cama. La lámpara del salón, al fondo del pasillo, está encendida. Por la puerta entornada ve a sus padres afanados envolviendo regalos, colocándolos junto al árbol de Navidad.


La navideña es una tradición que no planeaba mantener en mi propia familia por lo que de consumista y materialista tiene. Y, sin embargo, cuando mi hija me pregunta si Papá Noel llega hasta China, con lo lejos que está, y si podrá entender su carta, me sorprendo a mí misma cuando se me llena la boca con buenas palabras. Sí, claro, entiende todos los idiomas, está en todas partes, ¿o no?  


En la conferencia anual de los que pueden estar en varios lugares al mismo tiempo: "Entonces, ¿Dios va a aparecer o qué?"