Cuentan que sin ser un pájaro ni un avión hay perros que pueden volar. Siempre pensé que era una leyenda urbana hasta que observe a mi pequeño Tommi volar sobre la arena de la playa. En efecto es ese precioso podenco color canela que se acerca sin apoyar ninguna pata en el suelo hasta la orilla del mar.
Y hasta estoy pensando en comprarle una capa roja al estilo superman para cuando le da clases al otro pequeñajo de la casa, porque Terry también parece interesado en acompañarle cual gacela playeril.
Como veis después de ejercer como perros voladores han quedado supercansados y caminan los dos en plan colega para que regresemos a casa.