Por Valentín Gazzani Bosworth. (Diario La Razón).
Monótono es comentar sobre la situación política, legislativa y judicial del Perú. Siempre se trata de lo mismo, de la mediocridad de las acciones del Gobierno, la burocracia indolente y la caterva de improvisados ignorantes que llevó al poder, avalados principalmente por el escritor Vargas Llosa y con los votos de ciudadanos irresponsables, así sean empresarios o gente de a pie. Son quienes más se quejan hoy de la pobreza del balance de resultados del Gobierno.
Es cierto e incomprensible. Con excepción de las inauguraciones de nivel alcaldía no existe una sola obra de envergadura en infraestructura realizable de inmediato. Hay dos o tres ofrecidas y viables para empezar a construir en uno o dos años y completadas en cinco o más.
Quizás en sus sueños el Gobierno piense que va a reelegirse como sus pares de Ecuador y Argentina, por lo que entregarán esas obras alrededor del 2016 y en adelante. Entonces chocarán con la opinión pública que en el Perú es radical (aunque vota con desgano por cualquier candidato) o está a favor o en contra. Y si fuera contraria al parecer de Ollanta y Nadine en lugar de su reelección serán maltratados por ella, sin importar los dineros gastados en publicidad en la campaña electoral.
Sin embargo el presidente se da el lujo de abrir tantos frentes opositores como ministros tiene. Es demostración palpable que el militar, aquel que se convierte en gobierno de una nación, destruye lo que encuentra en pie aparentando hacer el bien. Hay pocos como Balta, Benavides y Odría en el Perú y en el mundo esporádicamente, de siglo en siglo, sale uno ejemplar como De Gaulle (S. XX).
Está por perderse el impulso inicial de los últimos 20 años, lo que es peor que los millones de dólares que dejaremos de percibir. La crisis mundial (tipo nueva edad media) nos agarra de costado y no de frente gracias a los cuidados de gobernantes anteriores desde Fujimori. Las ganas de vencer, de hacer, de triunfar imbuidos en las nuevas generaciones de estos años son las que pusieron al país en boca de todos como suceso extraordinario.
Pero según parece, el Perú es un país salado. Justo en el momento álgido el votante elige a un puñado de aficionados para dirigir el destino de la patria – y de varias ciudades como Lima – creyendo que la fama del escritor era suficiente realeza para endilgarnos el gobierno que tenemos. Entre tanto nuestros tres socios de la Alianza del Pacífico, originada en el Perú, avanzan a pasos agigantados en la integración económica y social y en política externa conjunta.
En Chile no importa a quién elijan. Hay una política de Estado inamovible si favorece al país, no es veleta como acá donde al presidente se le ocurrió hacer campaña para cambiarlo todo, crear una nueva historia desgraciando lo ganado y desdeñando el pasado convirtiendo la política real en cambalache. Colombia sigue avanzando a pesar de tener más problemas que Perú y produce más que nosotros. México es una nueva realidad. En Iberoamérica superó a Brasil en importancia geopolítica y con el nuevo presidente Peña Nieto está recreando su posicionamiento económico y social.
FUENTE: DIARIO LA RAZÓN. http://larazon.pe/columnistas/11477-peru-a-punto-de-perder-impulso-inversionista.html