Conoció a Víctor, el que fue su esposo en la boda de unos amigos, compartían mesa, a los veintiocho años era un hombre interesante y más para una chica de veinte años, en esos momentos Víctor mantenía una relación que se rompía, por eso su pareja no le acompañó, Víctor y Mariola no se separaron en todo el día, la fiesta acabó de madrugada, Víctor la acompañó a casa en su coche antes de despedirse le pidió su teléfono, ella fascinada no dudó en anotárselo, Víctor acarició los labios de Mariola con los suyos , sonreía al ver la cara de sorpresa de ella saliendo del coche suspirando, se enamoró, siente haber encontrado al amor de su vida, ella siempre creyó en el amor a primera vista, su teoría era que esos amores son los más reales, nada menos certero, algo que el tiempo le demostró.
El domingo lo pasó soñando con él, perdida entre fantasías, le contó la historia a su hermana Celia dos años mayor que ella, Celia le aconsejó que se olvidara de ese hombre era mayor y tenía pareja, tan solo tonteo con ella, pero Mariola se había enamorado. La semana fue eterna para ella comenzaba los exámenes finales ahora no era momento de perder el tiempo, si lograba su título de Educadora Infantil la esperaban en una de los mejores escuelas de la ciudad, donde realizó las prácticas y quedaron maravillados con ella, a pesar de que sus pensamientos se alejaban de los estudios aprobó con excelente nota, aunque ella se sentía triste al no recibir noticias de Víctor, su hermana tenía razón, finalizó el curso, comenzaron las vacaciones, Mariola salía con sus amigas, pasaban las mañanas en la piscina, por las tardes ella dedicaba un tiempo a escribir , después veía a su amiga de la infancia Laura los dos disfrutaban caminando frente al mar y conversando, Mariola no dejaba de hablar de Víctor, Laura intentaba distraerla contándole historias, habían pasado dos semanas desde que lo conoció cuando estaban las dos chicas tomando un refresco en una terraza y a Mariola le sonó el teléfono su rostro se iluminó era Víctor, la invitó a salir el sábado por la tarde, ese fue el comienzo de su historia.
Durante los tres años que duró su noviazgo con Víctor vivía entre nubes de algodón, a pesar de las advertencias de su familia y los intentos de Laura de hacerla abrir los ojos a la realidad, en su veinticuatro cumpleaños Víctor le propuso matrimonio que ella aceptó sin dudar, la convenció de buscar vivienda y un trabajo en otra ciudad, algo que con su currículo no le resultó difícil, en seis meses eran marido y mujer, poco duró la luna de miel para Mariola.
El primer año de la boda Mariola se desvivía por complacer a su marido en todos los aspectos, incluso toleró alguna que otra falta de respeto física y psicológica, que con el tiempo se convirtió en algo habitual que a ella le molestaba, comenzó a sentir incomodidad pero era un hombre muy astuto y sabia como anularla interpretando su papel de amante esposo, a pesar de ser el mismo diablo ella lo amaba ciegamente, retomó sus costumbres anteriores a su matrimonio, como dejar de salir con ella para encontrarse con amigos o eso decía él, en alguna ocasión Mariola escuchó conversaciones telefónicas de las que era fácil deducir que al otro lado hablaba una mujer, Mariola calló y guardó para ella el infierno que comenzaba convencida de que pronto pasaría, culpaba de ese nerviosismo a temas de trabajo que lo descontrolaban, hasta que una noche llegó pasado de copas y sin intentar ocultar su estado, como en otras ocasiones, entró tambaleándose, hablando incoherentemente, oliendo a perfume de mujer, la miró con desprecio dedicándole palabras soeces, Mariola se apartó dejándole paso, pero él buscaba pelea, la empujó hacia la habitación, golpeándola, arrancándole la ropa y la forzó no era habitual pero tampoco la primera vez, hasta entonces siempre la convencía de que todo iba bien, pero ese día todo fue muy distinto, el dolor y el miedo eran testigos , ella lloraba y el reía a carcajadas insultándola como si fuera una prostituta, Mariola arrinconada en una esquina de la habitación esperó a que se durmiera eran tres años de sufrimiento y mentiras, finalmente abrió los ojos a la realidad, como una lluvia fría cayeron sobre ella las palabras de Celia, los consejos de Laura, de la que Víctor tildó de mala influencia para ella, a pesar de la prohibición de su esposo cada tanto llamaba a su amiga, el temor de sus padres, Víctor logró alejarla de todos al trasladarse a cientos de kilómetros, su vida se limitaba al trabajo y su hogar, salían en contadas ocasiones paseando esa caricatura de amor, envidiado por muchos, él vendía la imagen de felizmente casado, tras esa mascarada se ocultaba un hombre mezquino, amante de la vida disipada, aunque nunca dejaba un cabo suelto su verdadero yo lo liberaba en otra ciudad distanciada de donde vivía con su esposa, necesitaba mantener la imagen de hombre cabal para proteger su buena reputación de abogado, Mariola sin temor, recogió lo más imprescindible y abandonó la casa, después de aquella noche, él no la buscaría si ella hablaba él se hundía y estaba dispuesta a todo, demasiados años soportando a ese necio, necesitaba sanar de aquella relación dañina, pero debía hacerlo sola, caminó hasta la estación de ferrocarriles, compró un billete hacia un lugar lejos de todos, una vez allí llegarían las respuestas, nunca es tarde para comenzar a vivir.
Sentada frente al mar, el compañero de sus días, disfruta del sonido de las olas, atrás quedó su pesadilla, aun le avergüenza pensar lo ciega que estuvo y se pregunta ¿porque al tan hermoso como el amor puede ser tan dañino.. ?han pasado cinco años, sigue con su trabajo de educadora infantil, colabora en una revista de la ciudad, escribe bonitos relatos, ha logrado publicar una novela con el seudónimo de Marcia Libertad, tan solo sus familiares más allegados y su amiga Laura están al corriente de lo sucedido pero desconocen donde su ubicación, al llegar a la población conoció a José, su gran amigo, él es quien la hace sentirse viva y quizás un día ella olvide los fantasmas de ayer y llegue a ser ese anhelado príncipe azul .
Magda Jardí
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