Revista Diario

Pesadillas y alucinaciones I, de Stephen King

Publicado el 23 diciembre 2024 por Jimmy Fdz
Pesadillas y alucinaciones I, de Stephen King
Biblioteca Nacional S11E01. ¡Otra temporada, la undécima, da inicio en los cuarteles de la B.N.P.D.! Y vaya, ¡vaya!, tenemos más historias de Stephen King. Pesadillas y alucinaciones es el tercer conjunto de cuentos, luego de El umbral de la noche y Skeleton Crew, que el maestro del terror publicó. 24 relatos que, en español, se dividieron en dos libros, cada uno con doce historias, y supongo que tiene sentido, a fin de cuentas esta primera mitad tiene casi 540 páginas. Aviso de inmediato que en la B.N.P.D. no está la segunda, así que por el momento nos quedaremos a la mitad, pero oigan, doce grandiosos cuentos es mejor que nada, ¡oh sí!
Pesadillas y alucinaciones I, de Stephen King
Ok, damos comienzo a otro post sobre cuentos. Nos espera un largo camino, ja, ja. Pero me gusta ser minucioso cuando corresponde.Así que comenzamos con una introducción de la que voy a rescatar únicamente (por cosas de tiempo, de espacio, de energía, no porque la introducción sea vaga o deficiente, al contrario, les recomiendo leerla unas dos o tres veces) es algo con lo que me identifico y que explica más o menos el porqué simplemente me dejo llevar al leer algo, aunque pueda "no ser tan bueno". King dice que es crédulo, desde siempre, ingenuo incluso, porque confía en las palabras, o lo que puede ser lo mismo, confía en las historias. Que todo lo que ocurra en las historias es tan real en ese momento como el aire que se respira o las hojas del libro que tiene entre manos. Es la magia del cine, la magia de la literatura. Creer en el artificio, en la conjunción de elementos, quizás, antinaturales, para presentarte algo coherente y único en sí mismo. Es la actitud que me gusta, la actitud que hay que tener ante toda historia: creer en lo que vas a ver/leer, y disfrutar, no dártelas de listo. Luego, claro, vienen las reflexiones y evaluaciones, que es casi como una pulsada entre el lado analítico de uno y aquel más impulsivo y gozador del que simplemente lee en el momento. Obviamente todo depende también del autor y de lo que se cuenta, a veces es demasiado ridículo, pero oigan, si te hace pasar un buen rato, eso igual cuenta. Como sea, quería destacar eso porque, ¿de qué otra forma se puede disfrutar cualquier cosa? ¿Para qué tan cerebral? No estamos buscando obras maestras, solamente queremos pasarlo bien, aunque si nos encontramos con obras maestras magníficas, tanto mejor ¿no? Así que sigamos, démosle nomás...
El Cadillac de Dolan. Acá tenemos una brutal, lacónica y áspera historia de venganza en la que un simple profesor, un profesor un poco enclenque, un poco bobo, decide hacerle pagar a un mafioso apellidado Dolan por el asesinato de su esposa, quien iba a testificar en un importante caso judicial. Ahora bien, ¿cómo lo hará? Digamos que no es una venganza que hayan visto antes, y que está narrada con esa minuciosidad y fisicidad tan características de King, que además reviste su prosa con una dureza y rudeza propia del tipo de relato que nos cuenta. Incluso el escenario en el que se sitúa, en el desierto, con ese polvo arenoso y ese sol inclemente, ese calor asesino, aporta a esta sensación de que es una historia muy cabrona. Muy contundente manera de comenzar un libro de relatos, vaya que sí.
El final del desastre. A modo de diario, o mejor dicho no de diario sino carta de despedida, un hombre nos cuenta cómo es que, literalmente, la humanidad se fue al carajo, algo en lo que él fue testigo de primera categoría, ahí en la primera línea del desastre, de la catástrofe humana, y que tiene que ver con su hermano, una de esas personas tan inteligentes, tan geniales, tan condenadamente astutas y sagaces y capaces de cualquiera cosa, que no se dan cuenta de los peligros de su propia grandeza intelectual. Como es usual en King, esta historia de fin-de-mundo/término-de-la-humanidad/apocalipsis es además una cálida y singular crónica familiar. Muy entretenido relato, refrescante vuelta de tuerca al género.
Hay que aguantar a los niños. Deliciosamente intenso cuento de terror en el que una estricta y curtida profesora comienza a ver cómo el control de los niños se le escapa de las manos, acaso porque otra entidad esté comenzando a controlarlos mejor y más que ella... Este cuento es una locura y alcanza cotas de salvajismo y violencia que hacen de su lectura toda una gozada, en especial si no tienen mucha vocación de cuidadores de infantes, que es mi caso. Aún así, ese final... Uf!
Piloto nocturno. Una historia detectivesca, con un tono y atmósfera al estilo noir, pero sobre todo hard-boiled, pulp fiction en su máxima y genial expresión. Un periodista recibe el encargo de investigar unos asesinatos cometidos en pequeños aeródromos estadounidenses por un hombre que siempre actúa de noche. Así las cosas, King nos deleita con una historia de investigación, con todos los pormenores del caso, que además es una suerte de carrera contra el tiempo porque el periodista quiere alcanzar al asesino antes de que vuelva a hacer de las suyas, y que para más remate tiene toques de relato de acción (tormentas, vuelos accidentados) y de terror, con un tramo final visceral y sangriento de una manera que no me lo esperaba, a decir verdad, aunque el autor desde el inicio juega contigo, dándote pistas de la naturaleza del asesino y si será verdad tanta oscuridad. Una verdadera genialidad de historia.
Popsy. Este cuento está bien, es entretenido y fluido de leer, pero tiene un problema fundamental: mezcla dos elementos de una manera poco coherente, poco afortunada. Por un lado parece ser un relato realista pero bastante desagradable y repulsivo sobre un hombre que, asediado por unas escandalosas deudas de apuestas, tiene que secuestrar niños para llevárselos a un mafiosillo a modo de pago. Así que en eso está, en su procedimiento, con su backstory entre medio, con una atmósfera inquietante y desasosegante muy bien lograda, porque obvio, nuestro "héroe" protagonista secuestra niños para llevárselos a sus jefes pederastas, y con el misterio latente de cómo demonios acabará este nuevo procedimiento. Y aunque hay pistas aquí y allá que pre-anuncian la "gran" sorpresa, la verdad es que resulta poco convincente el giro sobrenatural del relato. Parece más bien una salida fácil, un deus ex machina, para que esta historia se solucione sola. Ahora, si a ustedes les gustan los giros monstruosos (aunque tardíos), entonces estarán en su salsa. En mi caso me parece una burda e innecesaria ruptura en la verosimilitud de un relato que podía haber explotado mejor el lado oscuro y bestial del ser humano, en lugar de literalmente sacarte un par de bestias de la manga (que tienen su lado humano, toque irónico bien ingenioso he de admitir).
Es algo que llega a gustarte. El tono anticlimático de este cuento es explicado por King en las notas al final del libro, en donde señala que Es algo que llega a gustarte funciona como una suerte de epílogo de una novela titulada Needful Things, en español La tienda o La tienda de los deseos malignos en otros lados. Se sitúa en otro de esos conocidos pueblos del universo de King, Castle Rock, y trata sobre un grupo de viejos, como siempre reunidos en la tienda de uno de ellos, esta vez para hablar sobre la construcción de una nueva sección en una vieja y maldita mansión, que desde su construcción hace más de medio siglo sólo ha traído problemas al pueblo. Desde luego, tenemos un listado de esos hechos raros, flaschbacks, además del recuento histórico de la mansión y el pueblo y algunos habitantes (los más queridos y los más repudiados), en otro notable ejercicio de King en aunar una suerte de retrato coral costumbrista con el inasible mundo de lo oscuramente fantástico/mágico. Por lo demás, este cuento comienza con una deliciosa descripción bucólica del pueblo de tal belleza que, imperceptiblemente, y he ahí su gracia, va tiñendo de negro esa visión de pueblo idílico.
La boca saltarina. Puede que este cuento sea un poco como Popsy, en el que una situación de lo más "natural" se ve resuelta por un acontecimiento sobrenatural, si bien en este caso no resulta para nada abrupto ni repentino ni realmente forzado, porque ya desde el mismo título se anuncia que por ahí va a ocurrir algo raro. Me refiero a que el protagonista es uno de esos vendedores ambulantes que viajan de ciudad en ciudad ofreciendo sus productos que, al detenerse a echarle bencina a su furgoneta en una pequeña estación de servicio, se compra una de esas bocas saltarinas de juguete que es más grande de lo usual y que está rota (o que funciona por capricho) y, muy a su pesar, recoge a un joven de mal aspecto, sin oficio ni beneficio, que le pide aventón porque justo están en medio de una potente tormenta de arena. Ambos hechos sellarán su destino, para bien y para mal, es decir, para biemal o malien. Destaquemos la apropiada y certera construcción de personajes y personalidades, que apuntalan con precisión y concisión los violentos acontecimientos posteriores. Buen cuento, claro.
La dedicatoria. Excelente cuento, un poco al estilo Dolores Claiborne, en el que una mucama negra que trabaja en un lujoso hotel de la ciudad, le cuenta a una colega una interesantísima historia luego de la publicación de la primera novela de su hijo, hecho que le causa tanta felicidad que decide compartir el trasfondo de tal logro. Como es usual, King combina acá el aspecto realista (la vida de esta mujer, que siempre ha transitado por el filo de la precariedad, debiendo esforzarse el doble por sobrevivir y mantenerse a flote en esa jungla de concreto) con el fantástico e incluso esotérico, luego de que su vida, que en algún momento parecía estar a punto de desbarrancarse hacia un abismo negro y sin fondo, toma un inesperado giro luminoso luego de conocer a una extraña mujer de desconocidos poderes y a un habitual y desagradable cliente del hotel que también parece encerar un bello e inesperado mundo en su interior. Puede sonar extravagante, pero créanme, estamos ante uno de los mejores cuentos de esta primera mitad.
El dedo móvil. Este es un relato de terror puro y duro. Delirante, incluso hilarante. Tan gracioso como brutal y perturbador. Uno de esos gloriosos sinsentidos que, en ese carácter absurdo, reside toda su calidad terrorífica. A fin de cuentas, ¿qué es el terror si no la más contundente e imparable expresión de lo inexplicable?, ¿qué es el miedo si no la absoluta falta de explicación ante lo conocido y desconocido? El dedo móvil es terror digno de "The Thing" o "The Texas Chainsaw Massacre": personajes enfrentando una fuerza brutal. Es como decía también en el post de Cementerio de animales, cuando señalé que no valía mucho la pena calentarse la cabeza con lecturas o interpretaciones porque esa novela es todo lo que ofrece, que todo lo que ofrece es lo que se ve, es decir miedo puro: el miedo de esa familia ante los fenómenos que los atacaban, que en dicho caso era la no-muerte. Y bueno, el cuento en sí... veamos: un hombre ve que un dedo se asoma en el lavabo del baño. Luego, el genial despiporre. 
Las zapatillas. Debo decir que me gustó bastante este cuento, puede que sea uno de mis preferidos en este volumen. Es una historia de fantasmas pero se desarrolla de una manera diferente a la usual, ganando de a poco su peso e importancia. Un hombre amante de la música nos cuenta un poco de su vida hasta que llegó a trabajar con un reputado y prominente productor musical en un mítico edificio en el cual, en uno de sus baños, al ir a cagar, el protagonista ve en un cubículo vecino un par de zapatillas. Al principio todo ok, nada parece estar fuera de lo común, pero cada vez que va a cagar, a dejar caer esos zurullos, día tras día, las zapatillas están ahí, cada vez en peor estado. Por lo que el hombre se decide a resolver el misterio. Y como digo, me gusta que King sea capaz de aunar perfecta y orgánicamente el plano sobrenatural con el plano real y humano, en este caso un tipo que trabaja normalmente mezclando música, con los conflictos propios de todo trabajo (hay una historia paralela desarrollándose ahí, otro gran acierto continuo de King: no todos los conflictos se centran estricta y exclusivamente en algún monstruo o fantasma: entre los humanos también se cuecen habas), que casi por accidente llega a notar esa rareza ajena a toda lógica. Como toda historia de fantasmas, este cuento parece querer enseñar que a veces es más importante saber dejar ir las cosas, no sólo el pasado sino que las ideas sobre el futuro, pero ya me dirán ustedes...
¿Sabes? Tienen un grupo de la leche. Más que aterrador o inquietante este cuento es delirante, gracioso. Y en el buen sentido, claro. Parte siendo muy similar a Los chicos del maíz, en tanto tenemos a una pareja que se pierde en las carreteras secundarias de Estados Unidos, aunque en este caso el escenario no es el polvoriento y aislado midwest estadounidense, sino que los lindos bosques y escarpadas montañas del noroeste. Tenemos dinámicas y backstory de la pareja, y luego el misterio: un pueblo, un inverosímil pueblo llamado El paraíso del Rock and Roll, en el cual viven unos muy peculiares habitantes, quienes, de todas formas, tienen métodos más coercitivos que la mera violencia para lidiar con los forasteros de paso. Cuento dedicado para la gente que se vuelve loca por querer conocer a sus ídolos.
Parto en casa. Sin duda alguna, una de las mejores historias de zombis que he leído en mi vida, y eso que el tema zombi es tan central como tangencial o colateral. Es increíble, pero es cierto. Digamos que la historia tiene dos líneas: la de la protagonista, una delicada e indecisa mujer que vive en una de esas aisladas islas frente a la costa de Maine, de cara al atlántico (una isla vecina a aquella en donde toma acción Dolores Claiborne), y que para más remate está embarazada; y la del desastre zombi en sí, que es todo un despliegue de disparatada imaginación, una aguda crónica de cómo el mundo no supo reaccionar ante unos muertos vivientes que se levantaban de sus tumbas. La protagonista nos cuenta parte de su vida también, además de la vida de la isla y de cómo le hacen frente a un desastre que, eso sí, parece que no los alcanzará, protegidos por kilómetros de mar. Como digo, una magistral historia de zombis. Léanla.
Luego vienen las notas, esas me las ahorro porque deben leer los cuentos primero (obviamente). Y nuestra conclusión: de nuevo, otro sólido y rotundo conjunto de cuentos en donde King hace gala de su gran talento literario, narrativo y dramático. Historias divertidas, adictivas, humanas, inquietantes y/o aterradoras, interesantes, llamativas... Jamás una historia suya te dejará indiferente, ya sea por el lado humano como por el fantástico. Porque King cree en la magia y se nota en cada palabra que escribe, aunque haya cuentos con resultados menos memorables o recomendables que otros. Pero él cree en la magia de las historias, y si ustedes también lo hacen, entonces tendrán una lectura de la leche, ¿saben?
Pesadillas y alucinaciones I, de Stephen King
La tradición republicana de todo préstamo, por supuesto. Pesadillas y alucinaciones 1 ha tenido una saludable actividad lectora, habiendo llegado en abril del 2017 y comenzado su periplo ya en agosto de dicho año, hasta hoy, poco más de siete años después, ha sido prestado en catorce ocasiones, siendo su año de gloria el año 2018, doce de esos catorce préstamos hasta el año 2019, para luego sumirse en la ya archiconocida siesta lectora propia de esta década, los nuevos locos años 20, y ser pedido otra vez recién en octubre de este año y ahora en diciembre. Veo que no soy el único que anda despertando libros de su injusto letargo lector, ¿ah? ¿Será el amor de mi vida esa otra persona?, ¿será Hitomi Tanaka que anda por acá pidiendo libros prestados, acercándose a mí poco a poco? Les avisaremos por este medio de cualquier novedad, no se preocupen. 
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