Peso muerto,
tu pregunta atada a una duda
difícil de cargar
de arrastrar por entremedio
de lodazales de respuestas sórdidas
de pasos inconclusos
de cuerpos que gritan a viva voz
la miserable vida,
la desnuda concepción del alma
echa a imagen y semejanza de Dios
Peso muerto,
el corazón vacío
la mirada lacónica
tu piel decepcionada
Peso muerto
tus ojos que me siguen
posados en mis hombros
ya cansados de luchar.
Peso muerto
ya no puedo, ni puede, ni quiere
mi alma cargar.
Rubén Callejas