Revista Talentos

Piensa mal y acertarás

Publicado el 24 abril 2015 por Isabel Topham
Estamos tan acostumbrados a echar la culpa a quien tenemos al lado que se nos olvida mirarnos al espejo. Pero, claro, quién no tiene miedo al error si ha sido la sociedad quien se ha encargado de inculcarnos el miedo a fallar, desde la niñez, que lo bueno es llegar y, si te equivocas es porque vas por el mal camino. ¿Quién dice eso? Al menos hasta donde yo sé, aquel que se equivoca es quien se mueve y, por tanto, quien acaba consiguiendo sus objetivos. Por el contrario, quien no se equivoca es porque aún no ha movido ni un solo dedo por conseguir lo que desea. Creo recordar que, las mejores ideas llegan siempre tarde y, personalmente, de no haber repetido curso, lo más probable es que ahora mismo no estuviese estudiando aquello que me apasiona.
Siempre he odiado las matemáticas y, creo que ya va siendo hora de explicar por qué. Nunca he tenido buenos profesores (a excepción de 2) en esa materia con lo que suma mayor odio al asunto y, por si no fuera poco, me la hacían intragable. Para mí, sólo es la ciencia opuesta a la creatividad, y una definición tan exacta de lo que es la sociedad en la que vivimos. Y… sino, ¿por qué dos más dos son cuatro? ¿Por qué no 5, 6 o 14? ¿28? Una sociedad lo más sistemática posible que, te impide ser quien eres ser, ya que no nos podemos romper la cabeza con el fin de llegar a una solución que no es la establecida; y, en el caso, de dar con ella, te toman por loco y te encierran en un manicomio siendo así sinónimo de "peligro para la sociedad".
Ahora, yo pregunto, qué malo hay de romper con las normas si así es como se llega al lugar al que se quiere llegar, y si no ya sabes por donde no hay que ir. Ya sabes un camino menos, y más, para dar con la solución. Por ello, hay veces, no es suficiente invitar a la reflexión para inculcar un determinado pensamiento en terceros, ya que puede ser incluso algo inútil hacerlo; y su única opción sea partir de la propia ignorancia hasta llegar o conducirlo a la razón. Precisamente, de lo que he hablado ya en algún relato que puedes encontrar en este mismo blog.
Al igual que hay que romper también con los estereotipos sociales establecidos y siempre que se hable de la gente, ésta vive en nuestro corazón, según el concepto de la empatía. Precisamente, esto es, además de aportar conocimientos, la función que debería desempeñar la educación, como también, en inculcar los valores de la vida (qué no, morales; pero, también) dentro del sistema educativo.
Pero, para ello, habrá que saber diferenciar entre dar importancia y "la necesidad" de algo; ya que dependiendo de cómo lo veamos, desde este punto de vista, haremos una u otra opción. Por ejemplo, dormir puede ser necesario para algunas personas y, por ello, duermen tanto; pero, sin embargo, para otras, no lo es tanto, (pero sí, importancia; porque si no se duerme, podríamos morir por falta de sueño, o sin ir más lejos, no rendiríamos en aquello que, para nosotros, tiene una mayor importancia) ya que pueden pensar que es una pérdida de tiempo para hacer otras cosas que, desde su punto de vista, son más importantes. En otras palabras, lo necesario siempre será la primera opción de todas mientras que, lo importante es la alternativa a ésta. Al igual que, es la propia sociedad quien en muchos casos, define la importancia de lo que hacemos, como, por ejemplo: un diamante en verdad, tan sólo es una piedra, pero es tan valioso porque nosotros, con el paso del tiempo, hemos sido quienes les hemos dado un significado a esta piedra.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Isabel Topham ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Sus últimos artículos

Revista