Píntame una sonrisa, cabrón.

Tengo colgados los te quieros que me pintabas en la piel. Convertías el amor en maravillas de colores y hasta los besos los hacías arte. Dejé de dibujar el mismo diciembre en el que cambiaste de musa, y me decías al oído que te inspiraba más el viento, junto con el frío que no encontrabas en mi cama. Todavía quedan sentimientos entre tus pinceladas, que no ha sabido borrar el tiempo, ni yo. Y la verdad es que me gusta ver nuestra historia entre tus cuadros, aunque ahora tenga el corazón salpicado de tonos grises. Solías contarme entre cafés calientes de madrugada que era tu pincel favorito y odio sentir que me has olvidado como a esa brocha vieja encerrada en un cajón. En mi cabeza seguimos siendo arte, y aún te espero para teñir el mundo triste de arco-iris nuevos. Busco excusas para que vuelvas a buscarme, para que seamos ese lienzo, en el medio de un salón.

Como se acaba el año y tengo por costumbre hacer un 'balance', solo diré que: Los corazones también quiebran, y el mío este año ha tenido pérdidas. Espero que vuestras navidades sean más decentes que las mías. Últimamente leo todas vuestras novedades aunque siento que a mí ya ni dios me lee. Aún así os regalo una sonrisa navideña y os deseo un feliz año nuevo. M.