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Piratas del Caribe al descubierto. Borrando tópicos

Publicado el 24 diciembre 2012 por Que_historia
Por aquel entonces las aguas del Mar Caribe están infestadas de piratas; herejes religiosos, desertores y forajidos; buscando una nueva oportunidad en el nuevo mundo.
Piratas del Caribe al descubierto. Borrando tópicos
Españoles, ingleses y holandeses se repartían los dominios de las islas centroamericanas. Se convirtieron en el terror de los mares, implacables y desalmados en su búsqueda de riquezas a cualquier precio. Hombres que no tenían nada que perder y mucho que ganar. Pero también fueron figuras importantes que sobrevivieron hasta nuestros días y en los que a su vez hay mucho más mito, como la industria cinematográfica ha querido mostrarnos.
Buques a vela con la mítica bandera negra con el cráneo y las tibias cruzadas, aventuras, tesoros, motines  y combates a cañonazos a mar abierto.
Land Rownny, Gales. Punto de partida de comercio hacia Bristol, Inglaterra, incluyendo también la masiva demanda del Gobierno Británico en el siglo XVII. Inglaterra preparaba una campaña militar en las islas caribeñas con el propósito de discutir la supremacía  al imperio español en tierras caribeñas. Así en 1654  una flota de naves inglesas zarpó desde  Bristol rumbo a Jamaica. En uno de esos buques viajaba uno de los  piratas más emblemáticos de la historia: Henry Morgan.
Morgan arribó con 1000 maleantes ingleses y acabaron con las defensas de Santiago de la Vega, capital jamaicana por aquel entonces y  de ocupación española, aunque decidieron no asentarse en dicha ciudad y montar una base propia: Port Royal.
Se construyeron 4 fuertes en la punta oeste para la defensa de los ataques españoles por medio de la marina británica, los cuales 2 de ellos hoy día están sumergidos bajo el agua, debido al inestable terreno en que fueron construidos.
Mientras tanto, Morgan y su tropa de Bucaneros (llamados así por el brasero en forma de  rejilla para ahumar la carne el cuál se denominaba "bucana" en la lengua indígena )  quedaron recluidos en Isla Tortuga. Ocuparon la isla cuando los españoles liberaron ganado en ella y se dedicaron a asaltar los barcos de mercancías que frecuentaban dichas costas. Se hacían llamar “La Cofradía de los hermanos de la Costa “.Contaban con un arma infalible para abordar el comercio: el famoso barco pirata- el Balandro Jamaicano.
Constaba de unos barcos pequeños, de uno o dos mástiles, de unos 10 m. de eslora y cuatro cañones por banda. Ligeros y rápidos abordaban buques que los triplicaban en tamaño. He aquí uno de los grandes tópicos de los piratas, en vez de fragatas y carabelas de tres palos y enormes velas que siempre nos contaron.
Por otro lado, el Gobernador de Jamaica, al ver que los españoles volverían ideó un plan radical: invitó a vivir a los bucaneros en Port Royal, así estarían bien defendidos ante el más que posible ataque español a cambio de repartirse los botines de los barcos apresados. Seiscientos bucaneros llegaron para la defensa de Port Royal aunque Henry Morgan tenía en mente otro proyecto: El oro español. Para ello y con al menos mil piratas repartidos en 30 Balandros se dispuso a apresar uno de los botines más sonados de la historia naval inglesa, el ataque a Porto Bello. Situado en el istmo de Panamá, almacenaba el mayor cargamento de oro español en el Nuevo Mundo.
Morgan se manejó con astucia y para ello desarrolló la estrategia de que en vez de seguir a los barcos españoles, que ya aguardaban el ataque pirata, fue directamente a donde guardaban el oro. Campo a través tomaron Porto Bello en poco tiempo amparándose en la oscuridad de la noche y se centró en los fuertes, utilizando a monjas y frailes trepando las torres y usándolos como escudos humanos. Consiguió un cargamento de oro, plata y metales preciosos de las iglesias. Fue tan grande la apropiación que cargó 174 mulas de regreso a Port Royal. En cambio, nada de esto era ilegal puesto que estaban amparados por la Corona Británica. De todos modos, piratas y bucaneros le s daba igual si era o no legal, iban a lo suyo bajo el lema o la autorización de “las Patentes de Corso”, bandera de conveniencia dependiendo del interés de a quien atacaran.
El fin de la Piratería
 No solo el  terremoto que hizo sucumbir a Port Royal marcó la efímera existencia pirata; otra circunstancia causó el declive de las hordas piratas. La Corona Inglesa dictó sentencia: tras incautar una gran parte del oro español se prohibió la piratería y se ordenó apresar así como ejecutar a todos los piratas de Jamaica, aunque Henry Morgan fue indultado y premiado al ser nombrado Vice-Gobernador de Jamaica, si colaboraba a la hora de apresar a sus antiguos colegas. Así, Morgan acabó sus días como miembro respetable del estado inglés y los piratas vieron el fin de sus días en 1658, cuatro años antes de que Port Royal desapareciera bajo las aguas del Mar Caribe

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