Bajo el título de esta acción imposible, el joven saharaui Abdelmayid Ali Dafa (25 años), de nacionalidad española y que reside actualmente en Bruselas (Bélgica), pretende encabezar una carrera solidaria por la libertad del pueblo saharaui. Aficionado al atletismo, ha elegido esta opción para protestar por la situación de los miles de refugiados que viven en los campamentos de Tinduf (Argelia) a la espera de que se solucione un conflicto que se alarga ya cerca de 38 años.
En concreto, desde noviembre de 1975, cuando alrededor de 350.000 marroquís invadieron de forma pacífica el territorio del Sáhara Occidental en una acción que a la postre sería recordada como la “Marcha Verde”. A partir de ahí, España, débil por la agonía del general Franco, renunció a su poder sobre dichas tierras y, aunque después reconoció su derecho de autodeterminación, éste nunca se produjo.
La historia de esta ocupación es larga y en ella han participado, de una forma u otra, diversidad de países. Pero, a pesar de ello, el pueblo saharaui sigue sufriendo las consecuencias de unos actos que les han llevado a vivir en una tierra que nunca han considerado suya. Una zona desértica en la que llegan a soportar más de 50 grados de temperatura en verano.
Multitud de asociaciones y personas desinteresadas llevan años clamando por los derechos de esta antigua colonia española, pero los intereses políticos y económicos de nuestro país con Marruecos hunden cualquier opción real de cambio. Aún así, Alí no pierde la esperanza.
Él vivió en esas condiciones durante once años, hasta que un día tuvo la oportunidad de viajar a España en uno de los programas de vacaciones de verano para niños saharauis. Al contrario que muchos otros, su pareja de acogida le brindó la oportunidad de quedarse en Novelda, un pueblo de 30.000 habitantes de la provincia de Alicante.
“Ni siquiera era yo quien debía viajar a España, sino mi primo. Soy un afortunado”, afirma. Extrovertido y “un poco loco”, tal y como lo definen sus amigos, este joven nunca ha olvidado sus orígenes. Ahora, con la madurez de haber vivido fuera de casa desde tan joven, y en tres países diferentes, siente que tiene la obligación de pelear por los suyos.
Y no puede evitar la rabia en sus palabras: “vivir en España me ha permitido poder ayudar a mi familia. Pero, ¿y los demás?. Los jóvenes somos el futuro en cualquier parte, y en el Sáhara más. No queremos vivir ahí, estamos cansados de enterrar a nuestros familiares y amigos en una tierra que no nos pertenece”.
A pesar de este artículo, Alí quiere huir de los protagonismos e insiste en que es una voz más de entre todos los saharauis. Un puño más en la lucha por la libertad de su pueblo. Una carrera abrasadora a través de un desierto que les recuerda cada día que esa no es su casa. Una utopía. Una acción: “plantar una flor en el desierto”.
El proyecto se encuentra en su fase inicial y aún no tiene fecha prevista. De momento se trabaja en la idea de buscar patrocinadores deportivos. El fotógrafo Joaquín Alfaro y el cineasta Alfredo Navarro ya se han involucrado.
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Fuente: tonigarez.wordpress.com
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