Plato estrella
Y no intentes escabullirte, que no te va a servir de nada. Te lo vuelvo a repetir porque pareces sordo. ¿No lo oíste antes? Me has gustado desde que te he visto entrar en el bar, y si te tranquilizas, te soltaré y haremos el amor toda la noche. Sé lo que les gusta a los hombres en la cama. Y también en la mesa. Tú mismo te has relamido antes con mis albóndigas. A mis clientes también les encantan. Pero no colaboras, no paras de moverte, intentando gritar a través de la mordaza. Igualito que los otros.
¿Sabes? Se me está acabando la paciencia. Y albóndigas tampoco quedan.